viernes, 4 de noviembre de 2011

La democracia inconsecuente: El banquero Roosevelt compra a Stalin por un billón de dólares - 04/11/1941.

Camaradas,

El Gobierno norteamericano estima que la situación mundial es muy grave y que hay que actuar con la máxima diligencia. Así, a partir de su sesgada visión de la realidad, desde hace unos días sus medios de comunicación han emprendido una campaña de presión sobre la heroica Finlandia para que negocie con Rusia una paz separada. Esta propuesta fallida de paz al revés y por cuenta ajena puede juzgarse como una manifiesta debilidad de los enemigos del Eje. Los angloamericanos tienen una desesperada necesidad de que la línea férrea de Murmansk quede libre para llevar directamente materiales a los soviéticos, y otro objeto de abstención "pacifista" que se pide a Finlandia sería permitir que las tropas rojas empeñadas contra los finlandeses pudieran emplearse en otros frentes, gravemente amenazados.

La imagen que no nos cansaremos de reproducir y que explica con total claridad quién se encuentra detrás de las banderas de nuestros enemigos.

El Secretario de Estado Cordell Hull se ha descabalgado con la declaración de que dicha propuesta obedece a un sentido moral por la inmoralidad que supone que un pueblo democrático como Finlandia sirva la causa de las naciones totalitarias. Semejante cinismo no puede menos que invitar a la carcajada. ¿Cómo pueden decir tal cosa las democracias que se unieron al comunismo? A nadie provocó Finlandia que, en cambio, ha recibido de Rusia agravios que manan sangre todavía y además, Finlandia, aun en nombre de su democracia, está perfectamente en su sitio cuando combate combatiendo a Rusia, el totalitarismo más extremista, el totalitarismo acérrimo, el totalitarismo por antonomasia. Así lo creían hace más de un año los propios Estados Unidos, donde todo era simpatía hacia Finlandia. Hoy, en los circulos políticos de allende los mares, porque no en el sentir del pueblo, las ideas cambiaron.

Ilustración propagandística Aliada en la que se burlan del Mariscal Finlandés Mannerheim, que afirma que "la mía, por supuesto, es una guerra separada" mientras a su alrededor se apelotonan soldados con swástikas.

En el colmo de los despropósitos se ha producido también la noticia de que los Estados Unidos de Norteamérica, esa nación neutral, ha decidido, ni corta ni perezosa, conceder un crédito de mil millones de dólares a la Unión Soviética. Dado que la Ley de Préstamo y Arriendo se creó para defender a las democracias, será caso de preguntar, una vez más, en el apoteosis del asombro, si la libre Inglaterra y los democráticos Estados Unidos creen que la democracia y el bolchevismo son una misma cosa. Hasta ahora ambos habían procurado mantenerse disjuntos, pero finalmente parece que han decidido deshacerse de sus máscaras, cogerse de la mano y dejar claro al mundo que la amenaza de la conspiración judeo-plutocrático-bolchevique es más que una realidad.

Como colofón, disfrutemos del mensaje de agradecimiento que el nefando Stalin ha transmitido hoy mismo al "camarada" Roosevelt:

Quién les ha visto y quién les ve.  Plutócratas angloamericanos y comunistas soviéticos, codo a codo.

En primer lugar, me gustaría expresar mi sincero agredecimiento por sus comentarios en lo que respecta a la manera en que se desarrolló la última conferencia. Vuestra garantía de que las resoluciones alcanzadas en la conferencia serán llevadas a cabo hasta las últimas consecuencias son muy apreciadas por el Gobierno Soviético.

Vuestra decisión, Señor Presidente, de conceder a los Unión Soviética un préstamo por un importe de mil millones de dólares no sujetos a ningún interés y con el propósito de pagar armamentos y materias primas para la Unión Soviética es aceptado con sincera gratitud por el Gobierno Soviético como una ayuda inusualmente sustancial en su difícil y gran lucha contra nuestro común enemigo, el Hitlerismo sediento de sangre.

Estoy de acuerdo completamente, de parte del Gobierno de la Unión Soviética, con las condiciones que ha perfilado para este préstamo, es decir, que los pagos de la Unión Soviética por este préstamo comenzarán cinco años después del final de la guerra y terminarán durante el siguiente periodo de diez años.

El Gobierno de la Unión Soviética está dispuesto a enviar por todos los medios posible los suministros, materias primas disponibles y mercancías requeridas por los Estados Unidos.

De corazón coincido con su propuesta, Señor Presidente, de que debemos establecer un contacto personal directo en cuanto las circunstancias lo permitan.

Gott straffe Amerika!
Tod dem Bolschewismus!

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