La situación en Yugoslavia es tremendamente confusa. El pasado abril, después de que alemanes e italianos invadieran Yugoslavia y lograsen rápidamente el colapso del estado traidor y la rendición de su ejército, muchos destacamentos serbios se negaron a capitular y se echaron al monte. Los denominados Chetniks, grupo paramilitar serbios de tradición guerrillera, se dividieron en dos grupos principales. Por un lado, el líder Kosta Pećanac no tardó en llegar a acuerdos con el régimen de Milan Nedić, favorable a los alemanes, mientras que por el otro, el Coronel Draža Mihailović estableció contacto con los Aliados.
Fotografía obtenida el pasado 20 de octubre en la que el líder de los Chetniks "buenos" Kosta Pećanac (segundo por la izquierda) camina por las calles de Kosovo junto a un oficial alemán.
A partir de junio de 1941, tras el comienzo de la Operación Barbarroja, los Partisanos Comunistas a las órdenes de Tito organizaron un alzamiento. A pesar de la desconfianza existente entre ambos grupos, entre los meses de junio y octubre, los Chetniks de Mihailović y los Partisanos de Tito han emprendido acciones conjuntas contra el Eje desde sus respectivos centros de mando en Užice y Požega, alejados entre sí 15 kilómetros. Un buen número de pequeñas localidades de Serbia han caído en sus manos y se han atrevido incluso a asediar algunas ciudades de mayor tamaño.
Columna de prisioneros alemanes siendo escoltada por los Partisanos Comunistas de Tito y los Chetniks "malos" de Mihailović.
Sin embargo, durante el pasado mes de octubre, quedó claro que la cooperación entre Chetniks y Partisanos estaba abocada al fracaso, a la luz de varias reyertas y claras violaciones de acuerdos que han tenido lugar. Durante estas últimas semanas también se ha hecho evidente que, mientras que el mando Partisano no alberga dudas acerca de la continuación de la lucha, los Chetniks titubean y parecen estar buscando una manera de dejar de combatir contra los alemanes y marchar contra los Partisanos Comunistas, a quienes finalmente parecen haber identificado como los verdaderos enemigos de Serbia.
Josef Broz Tito con el uniforme de los Partisanos Comunistas.
Tito y Mihailović se reunieron de nuevo el pasado 27 de octubre en un último intento de alcanzar un entendimiento, pero tan sólo hallaron consenso en algunas cuestiones secundarias. Sin embargo, esta vez el comandante Chetnik Coronel Draža Mihailović tiene un as escondido en la manga. Dos de sus ayudantes contactaron con la Inteligencia Alemana en Belgrado el 28 de octubre e informaron a la Abwehr que el Coronel Mihailović les ha autorizado para establecer contacto con el Primer Ministro Milan Nedić y los oportunos mandos de la Wehrmacht para informarles que el Coronel desea “ponerse a sí mismo y a sus hombres a su disposición para combatir el comunismo.” Los dos representantes Chetnik han dado a los alemanes la garantía de su comandante para la “definitiva limpieza de bandas comunistas del territorio serbio” y solicitado ayuda en forma de “unos 5.000 rifles, 350 ametralladoras y 20 ametralladoras pesadas.”
Soldados alemanes y Chetniks retratados juntos. Ahora, los Chetniks de Mihailović son también "buenos".
Los acontecimientos culminaron finalmente ayer cuando los Chetniks desataron un ataque a gran escala contra el pueblo de Užice donde los Partisanos Comunistas de Tito tienen establecidos sus cuarteles generales. Aparentemente por haber subestimado los números de los Partisanos, las fuerzas Chetnik fueron rechazadas. Hoy, Tito ha contraatacado. Bien está que nuestros enemigos se desangren combatiendo entre sí a la espera del momento propicio en la Wehrmacht hará caer sobre ellos todo el peso de la justicia del Führer.
Es lebe Nationalsozialismus!
Es lebe freies Europa!
Es lebe Nationalsozialismus!
Es lebe freies Europa!
Tengo una entrada en mi blog que habla sobre Tito.
ResponderEliminarhttp://ghermoza0.blogspot.com/2011/01/el-gran-mariscal-tito.html
espero que lo pueda leer,
porque en la foto de Draža Mihailović entre comillas dice "malos" entonces tito fue "bueno" prefiero quiero la libertad y no vivir de rodillas
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