lunes, 28 de noviembre de 2011

El Gran Mufti de Jerusalén se reúne con el Führer - 28/11/1941.

Camaradas,

El Führer ha recibido hoy en la Nueva Cancillería del Reich al Gran Mufti de Jerusalén, Hal Amin al-Husseinnin, la máxima autoridad religiosa del mundo musulmán que ha conseguido llegar a Europa después de una accidentada huida de las garras británicas.

Un momento de la reunión.

En efecto, ya en 1937 el Gran Mufti tuvo que huir de Palestina, donde estaba siendo perseguido debido a su oposición a la ocupación británica, huyó del país y se refugió sucesivamente en Líbano e Irak. Con el estallido de la guerra en septiembre de 1939, el gobierno pro-británico de Irak rompió relaciones con Alemania, pero en marzo de 1940 el anti-británico Rashid Ali fue elegido Primer Ministro y reanudó los contactos con el Eje. El Gran Mufti al-Husseini envió a su secretario Kemal Hadad a Berlín. Hadad actuó de enlace entre las autoridades iraquíes y las potencias del Eje y transmitió peticiones de ayuda económica y militar.

En enero de 1941, una crisis política azotó Irak. Rashid Ali dimitió como Primer Ministro, pero el 1 de abril Rashid Ali encabezó un golpe de estado y recuperó el poder. Durante este segundo gobierno de Rashid Ali, el Gran Mufti al-Husseini tuvo una notable participación, animando a Rashid Ali a enfrentarse militarmente a los británicos y, llegado el momento, emitiendo una fatwa para la guerra santa contra Gran Bretaña.

A finales de mayo, las fuerzas británicas se encontraban a las afueras de Bagdad. Su avance había sido tan rápido que, a pesar del envío de una pequeña fuerza aérea, ni los alemanes ni los italianos habían tenido tiempo de enviar refuerzos significativos al régimen de Rashid. Rashid Ali, condenado a muerte, logró escapar a Egipto, mientras que al-Husseini escapó a Persia, donde fue acogido en asilo primero por la legación Japonesa y después por la italiana.

Retrato del Gran Mufti al-Husseini.

El 8 de octubre, después de la ocupación de Persia por británicos y soviéticos, el Gran Mufti escapó a Europa a través de Turquía y Albania junto con algunos diplomáticos italianos que le proporcionaron un pasaporte italiano. Para evitar ser reconocido, al-Husseini se afeitó la barba y se tiñó el pelo.

El Gran Mufti llegó a Roma el 11 de octubre de 1941, y estableció contacto inmediato con el servicio de Inteligencia Militar Italiano. Al-Husseini afirmó ser el líder de una organización nacionalista árabe con oficinas en todos los países árabes. Con la condición de que las potencias del Eje reconocieran la unidad, independencia y soberanía de Irak, Siria, Palestina y Transjordania, ofrecía el apoyo en la guerra contra Gran Bretaña. El Ministro de Asuntos Exteriores Italiano Ciano aprobó la propuesta de al-Husseini, le concedió un millón de libras y le habló de él al Duce Benito Mussolini, que se reunió con al-Husseini el 27 de octubre.

Animado por su reunión con el Duce, al-Husseini preparó un borrador de declaración en la que afirmaba el apoyo del Eje para el mundo árabe. El 6 de noviembre, la declaración, ligeramente modificada por el Conde Ciano, recibió la aprobación formal de Mussolini y fue remitida a la embajada alemana. Ese mismo día al-Husseini aterrizó en Berlín, donde discutió el texto de su declaración con Ernst von Weizsäcker y otros oficiales alemanes. En el borrador final, prácticamente igual que la propuesta original de al-Husseini, las potencias del Eje declaraban su disposición a aprobar la eliminación del Hogar Nacional Judío en Palestina.

El 20 de noviembre, al-Husseini se reunió con el Ministro de Asuntos Exteriores Alemán Joachim von Ribbentrop y ocho días después –hoy- se ha producido finalmente el esperado encuentro con el Führer en la Nueva Cancillería en presencia de Ribbentrop y el diplomático Grobba, experto del mundo árabe y viejo conocido de al-Husseini en Irak.

El encuentro entre el Fúhrer y el Gran Mufti.

El Gran Mufti ha comenzado agradeciendo al Führer el gran honor que le supone que le reciba. Desea agradecer la oportunidad de expresar al Führer del Gran Reich Alemán, admirado en todo el mundo árabe, su agradecimiento por la simpatía que siempre ha mostrado por la causa árabe y especialmente por la palestina, a la que ha dado una clara expresión en sus discursos públicos. Los países árabes están firmemente convencidos de que Alemania ganará la guerra y que entonces la causa árabe prosperará. Los árabes son los amigos naturales de Alemania porque tienen los mismos enemigos que Alemania, a saber: los ingleses, los judíos y los comunistas. Por lo tanto, están dispuestos a cooperar con Alemania con todo su corazón y participar en la guerra, no sólo negativamente mediante la realización de actos de sabotaje y la instigación de revoluciones, sino también positivamente mediante la creación de una Legión Árabe. Los árabes podrían resultar más útiles para Alemania de lo que podría parecer a primera vista, tanto por razones geográficas como por el sufrimiento que les han infligido los ingleses y los judíos. Más aún, han tenido estrechas relaciones con todas las naciones musulmanes, las cuales podrían ser empleadas en beneficio de la causa común. La Legión Árabe sería muy fácil de reclutar. Una llamada por parte del Mufti de los países árabes y los prisioneros de nacionalidad árabe, argelina, tunecina y marroquí en Alemania produciría un gran número de voluntarios dispuestos a combatir. El mundo árabe está firmemente convencido de la victoria de Alemania, no sólo porque el Reich posee un gran ejército, valientes soldados y líderes militares de gran genio, sino también porque el Todopoderoso jamás podría conceder la victoria a una causa injusta.

Un sueño que pronto será realidad: el Gran Mufti pasando revista a soldados musulmanes voluntarios de las Waffen SS.

A continuación, al-Husseini ha mencionado la carta que ha recibido de Alemania en la que se afirma que Alemania no ocupa ningún territorio árabe y que entiende y reconoce las aspiraciones de independencia y libertad de los árabes, así como que apoya la eliminación del hogar nacional judío. Una declaración pública en este sentido sería muy útil por su efecto propagandístico sobre los pueblos árabes. Despertaría a los árabes de su letargo momentáneo y los llenaría de coraje. También facilitaría la tarea del Mufti de organizar de manera secreta a los árabes hasta el momento en que tengan que golpear. Al mismo tiempo, puede dar la garantía de que los árabes aguardarán con estricta disciplina y paciencia el momento adecuado y sólo atacarán cuando llegue la orden desde Berlín. Por lo tanto, al-Husseini le reitera al Führer su solicitud de que haga una declaración pública para que los árabes no pierdan la esperanza, la cual resulta tan poderosa en la vida de las naciones. Con dicha esperanza instalada en el corazón de los árabes, los árabes esperarán. No están presionando para una realización inmediata de sus aspiraciones; pueden esperar fácilmente durante medio año o durante un año entero. Pero si no les llega la esperanza mediante una declaración de este tipo, entonces sólo se podrá esperar que resulten beneficiados los ingleses.

La respuesta del Führer ha sido la siguiente:

El Führer escucha con atención las palabras del Gran Mufti.  Momentos después, toma la palabra.

Los objetivos de mi lucha son claros. En primer lugar, estoy combatiendo a los judíos sin respiro, y esta lucha incluye la lucha contra el así llamado Hogar Nacional Judío en Palestina porque los judíos desean establecer allí un gobierno central para sus propios propósitos perniciosos y llevar a cabo una devastadora y ruinosa expansión a expensas de los gobiernos del mundo y de otros pueblos.

Está claro que los judíos no han conseguido nada en Palestina y sus afirmaciones son mentiras. Todos los logros en Palestina son atribuibles a los árabes y no a los judíos. Estoy decidido a hallar una solución para el problema judío, progresando paso a paso sin cesar. Con respecto a esto estoy realizando el llamamiento necesario y correcto, en primer lugar a todos los países europeos y a continuación a los países fuera de Europa.

Es cierto que nuestros enemigos comunes son Gran Bretaña y los soviéticos, cuyos principios son opuestos a los nuestros. Pero tras ellos se alza escondida la Judería, que dirige a ambos. La Judería sólo tiene un objetivo en estos dos países. Ahora mismo estamos en medio de una lucha a vida o muerte contra estas dos naciones. Esta lucha no sólo determinará el resultado de la lucha entre el Nacionalsocialismo y la Judería, sino que el final victorioso de esta guerra supondrá una gran y positiva ayuda para los árabes que están inmersos en la misma lucha.

Ésta no es solamente una aseveración abstracta [Estas palabras son la respuesta a las insistentes peticiones del Mufti para una declaración pública del Eje a los árabes.] Una simple promesa no tendría ningún valor en absoluto. Sin embargo, una aseveración que descanse sobre una fuerza conquistadora es la única que tiene un valor verdadero. En la campaña iraquí, por ejemplo, la simpatía de todo el pueblo alemán fue para Irak. Fue nuestro objetivo ayudar a Irak, pero las circunstancias nos impidieron proporcionar una ayuda significativa. El pueblo alemán vio en los iraquíes camaradas en el sufrimiento, porque el pueblo alemán también ha sufrido como ellos lo han hecho. Toda la ayuda que dimos a Irak no fue suficiente para salvar a Irak de las fuerzas británicas. Por esta razón resulta necesario subrayar una cosa: en esta lucha que decidirá el destino de los árabes, puedo ahora hablas como un hombre dedicado a un ideal y como un líder militar y un soldado. Todos los que se unan a esta gran lucha y que ayuden en su exitoso desenlace sirven a la causa común y por ende sirven a la causa árabe. Cualquier otro punto de vista supone debilitar la situación militar y por tanto no brinda ninguna ayuda a la causa árabe. Por lo tanto, es necesario que decidamos los pasos que puedan ayudarnos contra la Judería mundial, contra la Rusia Comunista y contra Inglaterra, y cuáles entre ellos pueden ser de mayor ayuda. Sólo si ganamos la guerra la hora de liberación será también la hora del cumplimiento de las aspiraciones árabes.


El Gran Mufti con un soldado alemán.  Pocas imágenes ilustran mejor que ésta la unidad de sangre entre la Alemania Nacionalsocialista y el mundo musulmán.

La situación es la siguiente: estamos conduciendo la gran lucha para abrir el camino al norte del Cáucaso. Las dificultades involucradas van más allá del transporte debido a las carreteras y vías ferroviarias demolidas y al tiempo invernal. Y si en estas circunstancias me aventuro a realizar una declaración respecto a Siria, entonces los elementos pro-de Gaulle en Francia se verán reforzados, pudiendo ocasionar una revolución. Los franceses se convencerán de que unirse a Gran Bretaña resulta más ventajoso y que la separación de Siria será un patrón al que seguirá el resto del Imperio Francés. Esto fortalecerá la posición de de Gaulle en las colonias. Si la declaración se emite ahora, surgirán dificultades en Europa Occidental que provocarán el desvío de algunas fuerzas alemanas con fines defensivos, por lo tanto impidiéndonos enviar todas nuestras fuerzas al Frente Este.

Ahora le voy a decir algo que me gustaría mantuviera en secreto.

Primero, mantendré mi lucha hasta que se haya logrado la complete destruccón del dominio Judeo-Bolchevique.

Segundo, durante la lucha (y no sé cuándo llegará la victoria, pero probablemente no en el futuro lejano) alcanzaremos al sur del Cáucaso.

Tercero, entonces me gustaría emitir una declaración acerca de que la hora de la liberación de los árabes habrá llegado. Alemania no tiene aspiraciones en esta área y sólo le preocupa aniquilar el poder que produce a los judíos.

Cuarto, me siento feliz de que haya escapado y de que se encuentre ahora con las potencias del Eje. Llegará la hora en que usted será el señor de la palabra suprema y no sólo el portador de nuestras declaraciones. Será el hombre que dirija a la fuerza árabe y llegado ese momento no puedo imaginar lo que les sucederá a los pueblos occidentales.

Quinto, creo que con este avance árabe comienza el desmembramiento del mundo británico. La carretera desde Rostov a Irán e Irak es más corta que la distancia desde Berlín a Rostov. Espero que al año siguiente derribemos esta barrero. Es mejor que sea entonces y no ahora cuando se emita una declaración. Ahora no puede ayudarnos en nada.


Mañana, al igual que hoy, la conexión seguirá viva.

Entiendo el deseo árabe para esta declaración, pero Su Excelencia el Mufti debe entender que sólo cinco años después de que me convirtiera en Presidente del gobierno alemán y Führer del pueblo alemán, fui capaz de hacer una declaración similar acerca del Anschluss austriaco, y esto porque fuerzas militares me impidieron efectuar una declaración semejante. Pero cuando los Panzer alemanes y los escuadrones de la Luftwaffe alemana alcancen el sur del Cáucaso, entonces habrá llegado el momento de emitir la declaración.

En respuesta a su petición de efectuar una declaración o firmar un tratado secreto, debo decirle que una declaración conocida por un cierto número de personas no puede permanecer en secreto, sino que de un modo u otro acabará saliendo a la luz. Yo he realizado muy pocas declaraciones a lo largo de mi vida, al contrario de los británicos que han hecho muchas. Si yo declaro algo, yo lo mantengo. Una vez prometí al Mariscal de Finlandia que ayudaría a su país si el enemigo volvía a atacarlo. Esta palabra mía fue una impresión más poderosa que cualquier declaración escrita.

Recapitulando, quiero afirmarle lo siguiente: Cuando hayamos llegado al sur del Cáucaso, entonces habrá llegado el momento de la liberación de los árabes. Y puede fiarse de mi palabra.

Nos preocupaba usted. Conocíamos su historia. Seguí con interés su largo y azaroso viaje. Estaba muy inquieto por usted. Me siento feliz por que esté con nosotros ahora y se encuentre en posición de sumar su fuerza a la causa común.


Es lebe der Führer!  Es lebe Nationalsozialismus!
Es lebe der Großmufti von Jerusalem! Es lebe der freien arabischen Welt!

3 comentarios:

  1. Impresionante documento histórico,

    no tenía ni idea de que esto habría pasado, este blog tiene un valor incalculable.

    la cantidad de veces que pense que tanto jerusalen, como siria e irak podian haber reventado y cambiado la balanza de la guerra a favor del eje.

    y es cierto, porque la unión soviética guste o no guste habria claudicado si:

    - se habría tomado moscu. esto habria hecho dejar toda la europa opccidental en manos del eje y mandar retirarse a las tropas rusas km atras.

    pero lo mas importante es que stalin no habrias perdido la guerra y tendría reservas llenandose en la retaguardia....pero la guerra civil y la inestabilidad que habria supuesto eso...habrian tirado o por lo menos puesto en peligro y de que manera la estabilidad de una destrozada unión soviética.

    por muchos suministros ingleses o americanos que les llegarían, nada podian hacer ante una grave crisis interna entre partidarios de la paz lo antes posible con alemania y stalin.

    2ª- si moscú no llegaba a conquistarse, el caúcaso habria supuesto el fin del comunismo. sin granero pudieron sobrevivir, pero sin petróleo no.

    El gran error de alemania fué este. no tenía que haber desviado todo a stalingrado. tenia que haber atacado el caúcaso y haber reforzado las posiciones de retaguardia de este frente.

    con el 9ª ejercito y con todas las tropas que tenia antes de atacar stalingrado además de la lutwafe podria haberlo conseguido, además teía las tropas para realizar este asalto. al perderlas en stalingrado en un número tan alto, todo se vino abajo.

    ResponderEliminar
  2. Hitler desaprovechó una gran oportunidad al no considerar como aliados a los árabes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tremendo poder ofensivo el da los árabes del Muftí....

      Haga el favor de leer la paliza que sufrieron a manos del Yishuv, al que duplicaban en población...

      Eliminar