Desde que comenzó la guerra, Italia ha estado buscando un momento propicio para lanzar a su mejor unidad de élite naval, la Decima Flottiglia MAS (Décima Flotilla de Vehículos de Asalto) o Xª MAS, en una acción decisiva contra los enemigos del Eje. Esta unidad especial de combate se había creado durante la Primera Guerra Mundial para lanzar misiones casi suicidas con barcos pequeños como lanchas, botes a remo, minisubmarinos, torpedos tripulados o buzos. Muy buenos resultados había dado en la Gran Guerra con los hundimientos de los mejores buques de Austria-Hungría, los acorazados Szent Istvan y el Viribus Unitis, entre otras acciones en las que la 10ª Flotilla MAS se convirtió en el ideal romántico de heroicidad gracias al maestro militar Gabrile D'Annunzio, protagonista de grandes proezas. La guerra actual también ha sido testigo de importantes logros de estas fuerzas especiales, como el hundimiento del crucero británico HMS York en la Bahía de Suda y algunos cargueros en Gibraltar. Pero el golpe maestro todavía estaba por llegar.
La Xª MAS fue creada para agrupar todos los medios de asalto de la Regia Marina, enumerados en esta interesantísima imagen. Para el ataque contra Alejandría se emplearán los torpedos de marcha lenta TML, conocidos coloquialmente como maiale (cerdo).
A finales de 1941, la situación es muy proclive en el Mar Mediterráneo para lanzar en misiones especiales a la Décima Flotilla MAS después de los continuos reveses militares navales que han sufrido los Aliados a lo largo de todo el año. La Italia Fascista de Benito Mussolini no va a desaprovechar una oportunidad así, por lo que el Duce ha dado luz verde para atacar el talón de Aquiles británico: Alejandría.
Capitán Juno Valerio Borghese.
Características técnicas del submarino Scire y de los torpedos tripulados.
Se ha elaborado un plan en el que el submarino Scire, comandado por el capitán Valerio Borghese, transportaría a hombres de la Décima Flotilla MAS para que se infiltraran en el puerto de Alejandría con el fin de hundir a los dos únicos acorazados británicos en ese mar: el HMS Valiant y HMS Queen Elisabeth. Para dicha misión han sido escogidos el Teniente Luigi Durand de la Penne, quien ha sido puesto al frente de la operación, el Capitán Antonio Marceglia, el Capitán de artillería naval Vincenzo Martellotta, más los cabos buzos Emilio Bianchi, Mario Marino y Spartaco Schergat. Estos hombres a bordo de tres torpedos humanos equipados con 300 kilogramos de trilita explosiva, tripulados bajo el agua por dos de los voluntarios respirando desde bombonas oxigenadas, tendrían que acercarse a Alejandría y colocar las cargas bajo los barcos buceando. Después deberían escapar por sus propios medios, o bien entregarse prisioneros. Sin duda una misión así tiene pocas probabilidades de salir bien y requiere de un valor extraordinario.
Situación de la Gran Bretaña.
Alejandría a finales de 1941 se ha convertido en el último refugio en el que se ocultan los restos de la Marina Británica (Royal Navy). El Almirante Andrew Cunningham, que comanda a toda la flota se encuentra en Alejandría, estudiando la difícil situación naval con la que se presentaría el nuevo año 1942. La única seguridad que tiene es que Alejandría está tan bien protegida, que mientras sus buques permanezcan allí, no les sucederá nada. Desde luego no sabe cómo de equivocado está.
El Almirante Cunningham posa, sonriente. No tiene motivos para ello.
Gran Bretaña se encuentra en este 18 de diciembre de 1941 en una de las mayores crisis de su Historia. Ayer mismo había tendio lugar la Batalla de Sirte, durante la cual los británicos perdieron al crucero HMS Neptune a manos de los italianos. A la Flota Británica del Mediterráneo (Royal Mediterranean Fleet) le quedaban muy pocos barcos: su único portaaviones, el HMS Ark Royal, y el acorazado HMS Barham han sido hundidos por submarinos de Alemania. Gran cantidad de cruceros, los HMS Gloucester, HMS York, HMS Fiji, HMS Calcutta y HMS Galatea, también han terminado en el abismo marino. Los únicos portaaviones en ese mar, el HMS Illustrious y HMS Formidable, se encuentran fuera de combate recibiendo reparación especial en Estados Unidos, mientras que el HMS Eagle y el HMS Audacity son los únicos portaaviones que todavía operan en el Océano Atlántico. Por otra parte, la Flota Británica del Océano Pacífico acaba de dejar de existir cuando Japón hundió el pasado día 10 al acorazado HMS Repulse y al crucero pesado HMS Prince of Wales. La Flota Británica del Océano Indico, súmamente débil, es poco más que un juguete en manos japonesas.
Sin portaaviones y con un número muy reducido de cruceros en el Mediterráneo, los acorazados HMS Queen Elisabeth y HMS Valiant son la única fuerza capaz de enfrentarse a los italianos. Protegidos dentro del puerto de Alejandría por redes antitorpedos y artillería antiaérea, junto a otros navíos menores y el petrolero SS Sagona de la Noruega Libre, los británicos confían en preservarlos, pues de perder a estos dos grandes barcos, el Mediterráneo quedaría en manos de Italia.
El ataque a Alejandría.
El submarino Scire en puerto, con los contenedores cilíndricos en los que almacena los torpedos tripulados.
Uno de los torpedos tripulados (maiale) es descargado del Scire.
Así van vestidos los héroes italianos, como extraterrestres.
Los tripulantes se aprestan a subir al torpedo.
El maiale se pone en marcha.
El "marrano", navegando.
¡Avanti!
Caída la noche de hoy, 18 de Diciembre de 1941, el submarino italiano Scire, ha depositado en el agua a tres torpedos humanos, cada uno con dos de los seis miembros de la tripulación de la Décima Flotilla MAS que van a llevar a cabo el raid sobre Alejandría. Despidiéndose de los marineros del submarino Scire, los tres torpedos humanos han navegado manualmente hasta Alejandría, bordeando el dique y el rompeolas, hasta la boca del puerto, la cual se encuentra cerrado por las barreras antisumergibles.
A las 23:30 horas, las barreras han sido abiertas para dejar pasar a unos destructores británicos. En ese preciso instante los tres torpedos humanos italianos se han colado sumergidos dentro de la rada de Alejandría sin ser vistos por nadie, ni siquiera los destructores sobre sus cabezas. Una vez en el interior, cada máquina bajo el agua se ha dirigido a sus objetivos. Dos de los torpedos humanos han colocaron sus explosivos sin problemas en el casco del acorazado HMS Queen Elisabeth y del petrolero SS Sagona. El torpedo humano del teniente Luigi Durand ha tenido mayores dificultades cuando su torpedo ha quedado enganchado en los cables del acorazado HMS Valiant, por lo que los italianos han tenido que abandonar la máquina y colocar las cargas de demolición a mano, aguantando la respiración con sus bombonas de oxígeno. Cuatro de los marineros italianos han sido descubiertos por los centinelas ingleses al salir a la superficie, dos en el agua y dos más fuera mientras mojados intentaban huír. Los otros dos han conseguido escapar vestidos de marineros tras deshacerse de sus trajes de buceo, saliendo después por la puerta principal del recinto, marchando a continuación a la ciudad y tomando luego un tren hacia el Cairo.
Cunningham ha sido despertado inmediatamente y se le ha informado de la presencia de aquellos italianos. Aterrado ante la posibilidad de un sabotaje o que fueran observadores de un ataque aéreo, ha dado orden de interrogarlos y tomar las medidas necesarias en el puerto, entre ellas el aumento de la seguridad, el tendido de más redes antitorpedos y la evacuación de todos los marineros dentro del HMS Valiant, justo donde los italianos han sido descubiertos. Los soldados británicos han sometido a un severo interrogatorio a Luigi Durand y sus hombres, pero todos han mantenido un silencio sepulcral, dando únicamente el nombre y su rango. Como no han conseguido sacar de ellos ninguna información, han llevado a Durand a bordo del acorazado HMS Valiant, encerrándole en una celda cerca de los pañoles de munición, esperando que, de haber colocado cargas explosivas, el miedo a morir le impulsara a confesar dónde se encuentran acopladas. Pero lo cierto es que Durand, a sabiendas de que podría llegar a morir dentro del buque a manos de sus propias cargas, ha optado por no hablar, demostrando un gran sentido del deber y patriotismo.
Luigi Durand della Penne, con traje de buzo.
Exactamente a las 5:45 horas de la madrugada del 19 de diciembre de 1941, una gran explosión ha roto el silencio de la noche en Alejandría. Se trata de las cargas situadas en el petrolero noruego SS Sagona, que han detonado según lo programado. El buque, cargado con 16.000 toneladas de combustible, ha saltado por los aires, dañando gravemente además al destructor HMS Jervis, anclado a su lado. En realidad, la intención original era sembrar de bombas incendiarias la rada y conseguir incendiar todo el puerto.
A las 6:05, otra terrible explosión ha sacudido al acorazado HMS Valiant. En cuestión de segundos, el buque ha comenzado a hundirse junto con su único tripulante y prisionero, Luigi Durand, que milagrosamente, tras saltar la puerta de su celda con la explosión, ha podido escapar a través de los pasillos y angostos caminos del navío, y tirarse al agua. Justo en el instante en que ha abandonado el acorazado, el HMS Valiant se ha hundido.
Los acorazados Valiant y Queen Elizabeth, fuera de combate merced al valor de seis intrépidos italianos.
Resultado.
Con este desastre naval que Italia le ha asestado en Alejandría, Gran Bretaña ha quedado definitivamente fuera de combate en el Mar Mediterráneo. Sin ningún portaaviones, ningún acorazado y con más del 50% de sus cruceros hundidos, el Reino Unido pasa a la defensiva sin posibilidad de recuperación. El Eje domina el "Marenostrum", y en especial Italia con su superioridad naval.
El Imperio Británico ha encajado hoy en Alejandría la que probablemente sea la mayor derrota naval que ha sufrido nunca en el Mar Mediterráneo. La Royal Navy ha quedado desarbolada. En un solo golpe de mano, ha perdido sus dos únicos y poderosísimos acorazados HMS Queen Elisabeth y HMS Valiant, además del petrolero SS Sagona hundido y el destructor HMS Jervis dañado. Más de 70.000 toneladas de acero británico han ido a parar al fondo del puerto de Alejandría. Nunca el Almirante Horatio Nelson, héroe de Trafalgar, hubiera imaginado un destino como este de esa flota mediterránea que con tanto esfuerzo le costó construir.
Italia solo ha tenido que lamentar la pérdida de sus seis marineros, que han caído prisioneros. Durand ha sido recapturado tras escapar por segunda vez del HMS Valiant y los dos que han logrado escapar han sido capturados a su llegada a El Cairo, capturados allí por las autoridades inglesas. Sin embargo, los seis marineros son desde este momento héroes de Italia, artífices de una hazaña que quedará registrada en los anales de la historiografía naval universal como una de las misiones bélicas con éxito más difíciles de lograr.
La acción de Alejandría va a tener consecuencias nefastas a largo plazo para nuestros enemigos. El Reino Unido ya no será una potencia en el Mediterráneo, nunca podrá superar al Eje. Pase lo que pase, el Imperio Británico pasará a segundo plano. Italia ha conseguido el final de su auge en el mundo.
Viva l'Italia!
Vinceremo!
El almirante Cunningham debió habernos condecorado-diría posteriormente Luigi Durand della Penne-, esto debido a que gracias a que ellos avisaron de las cargas se pudo evacuar a la mayoría de las tripulaciones.
ResponderEliminarImpresionante descripción
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