La existencia de la Fuerza Z Británica no ha podido ser más corta. Apenas una semana después de su llegada a Singapur –el 2 de diciembre-, sus dos buques insignia, el acorazado HMS Prince of Wales y el crucero de batalla HMS Repulse, han sido cazados por las fuerzas aéreas japonesas en su primera salida a la mar.
A primera hora del 8 de diciembre, bombarderos japoneses atacaron Singapur. El Prince of Wales y el Repulse defendieron la plaza británica con fuego antiaéreo; no se derribaron aviones y los buques no recibieron daños. A continuación, los japoneses desembarcaron en Kota Bharu, Malasia, y las fuerzas terrestres británicas pronto se vieron sometidas a una gran presión.
Postal japonesa en la que se representa la destrucción de la Fuerza Z.
En ese momento llegaron las noticias de que la base norteamericana de Pearl Harbor había sido atacada y que ocho acorazados norteamericanos habían sido hundidos o puestos fuera de combate. Según los planes de preguerra, la Flota Norteamericana del Pacífico debería haberse trasladado a Singapur para reforzar la presencia británica en cuanto estallara la guerra. Ahora, eso era imposible. Los británicos saben que la fuerza de sus dos grandes buques en la Fuerza Z es insuficiente para enfrentarse a los japoneses. Sin embargo, con Malasia gravemente amenazada, el Almirante Phillips ha recibido numerosas presiones para emplear sus buques en una acción ofensiva hasta que finalmente ha decidido reunir su flotilla y ha partido para interceptar y destruir los convoyes de invasión japoneses en el Mar del Sur de China.
Ilustración del Repulse en la que queda representada la acción de hoy y en la que se ilustra la patente debilidad de que el poderoso crucero de batalla, desprovisto de defensa aérea, hace gala ante la fuerza aérea nipona.
Phillips ha escogido hacerse a la mar a pesar de que la RAF, dotada de pocos y anticuados cazas, no está en condiciones de garantizar una adecuada cobertura aérea. La única unidad de la RAF capaz de escoltar a la Fuerza Z, un escuadrón de Brewster Buffalos con base en Sembawang, es muy inferior a sus homólogos nipones y sus aeródromos ya se ven amenazadas por los ataques terrestres japoneses. A pesar de ello, Phillips cree que sus buques son relativamente inmunes a los ataques aéreos y, como muchos oficiales de la Royal Navy y a pesar de lo que acaban de demostrar en Pearl Harbor, tiene en poca estima a la capacidad de pilotaje de los japoneses y a la calidad de sus aviones de bombardeo y torpedeo. La realidad no va a tardar en hacerle darse cuenta de su error.
La Fuerza Z se hace a la mar.
Después de recibir noticias de un convoy japonés que navega con rumbo a Malasia, la Fuerza Z en pleno, consistente en el Prince of Wales, Repulse, Electra, Express, Vampire, y Tenedos partió de Singapur a las 17:10 del 8 de diciembre. El 9 de diciembre a las 14:00 horas fue avistada por el submarino japonés I-65, que persiguió a los buques británicos durante 5 horas transmitiendo por radio sus posiciones. El Vicealmirante Jisaburō Ozawa, al mando de la fuerza de invasión japonesa, dio órdenes a la mayoría de sus buques de guerra de que escoltaran a los buques de transportes vacíos en su viaje de vuelta.
A los japoneses se les hizo la boca agua cuando el I-65 confirmó la presencia de los dos acorazados británicos, pero no pudieron lanzar un ataque aéreo inmediato porque sus aviones estaban siendo provistos de bombas para un ataque contra el puerto de Singapur. En seguida comenzaron a cambiar sus armas por torpedos. No estuvieron listos hasta las 18:00 horas, y aunque intentaron atacar de noche, el mal tiempo les impidió encontrar a la Fuerza Z. Mientras tanto, los buques británicos se acercaban más y más a la fuerza japonesa de seis cruceros y varios destructores que escoltaba a los mercantes vacíos.
Durante la noche, un hidroavión japonés disparó una bengala sobre el crucero pesado japonés Chokai, confundiéndolo con el Prince of Wales. Los británicos también vieron la bengala y, temiendo haber sido descubierto, dieron media vuelta. En ese momento, las fuerzas se encontraban tan sólo a 9 kilómetros de distancia, pero no se habían avistado la una a la otra. Finalmente, el Almirante Phillips canceló la operación por haber perdido el elemento sorpresa y ordenó a la Fuerza Z regresar a Singapur.
Durante el camino de vuelta, a las 03:40 de la madrugada, fueron avistados por el submarino japonés I-58, que disparó sin fortuna cinco torpedos. Los británicos nunca sabrían que habían sido atacados. El I-58 informó de la posición de la Fuerza Z y los japoneses destacaron varios aviones para procede a su búsqueda al amanecer.
El final de la Fuerza Z.
A las 00:50 horas de hoy, 10 de diciembre, Phillips ha recibido un informe de Palliser acerca de desembarcos japoneses en Kuantan, en la costa oriental de Malasia, a medio camino entre Singapur y Kota Bharu. La Fuerza Z se ha dirigido hacia esa dirección sin transmitir a Palliser sus intenciones (lo que habría delatado su posición). Palliser no ha sido capaz de anticiparse a esta maniobra y enviar cobertura aérea. No ha sido hasta que el Repulse ha enviado un mensaje por radio una hora después del primer ataque japonés que han sido enviados aviones de la RAF. A las 05:15, tras avistar objetos en el horizonte y creyendo que se trata de la fuerza de invasión, la Fuerza Z se ha dirigido hacia ellos. Ha resultado ser un remolcador arrastrando barcazas. A las 06:30, el Repulse ha informado haber visto un avión sobrevolando a los buques británicos. A las 07:18, el Prince of Wales ha catapultado un avión de reconocimiento Supermarine Walrus que ha volado hasta Kuantan sin ver nada, informado al Prince of Wales y a continuación volado hasta Singapur. El Express ha sido enviado a rastrear la zona sin encontrar tampoco nada. Finalmente, a las 10:05 horas el Tenedos ha informado que está siendo atacado por aviones japoneses a 230 kilómetros al sudeste de la Fuerza Z. Se trata de nueve bombarderos medios Mitsubishi G3M Nell, cada uno armado con una bomba de 500 kilogramos. Han confundido al destructor con un acorazado y desperdiciado sus bombas sin lograr ningún acierto. A las 10:15, más aviones japoneses han avistado a los buques en el momento en que la Fuerza Z se dirige al sur sin haber conseguido dar con la fuerza de invasión japonesa.
A las 11:13 horas, la flota británica ha sido atacada por tres oleadas sucesivas de aviones japoneses, la primera integrada por 17 bombarderos Nell provistos de bombas de 500 kilogramos así como 8 Nells armados con dos bombas de 250 kilogramos. Ocho de las bombas de 250 kilogramos han caído en el agua por muy poco, y una ha acertado en la zona de hangares de la cubierta del Repulse, desatando un pequeño incendio. En cuestión de minutos el Repulse ha vuelto a navegar a 25 nudos.
El Prince of Wales y el Repulse, al fondo a la izquierda, durante el ataque japonés. En primer plano se encuentra un destructor, añadido artificialmente en la fotografía.
En torno a las 11:40 horas, los primeros aviones torpederos Nell (de un total de 16) han hecho acto de presencia y atacado, enviando cuatro torpedos contra el Prince of Wales. La primera oleada ha logrado un impacto de torpedo de efectos catastróficos contra el eje de su hélice exterior de babor – girando a máximas revoluciones, el eje se ha torcido y ha roto varios compartimentos así como así como rasgado las cámaras que impiden que el agua de mar penetre al interior del barco a través del amplio túnel del eje. El Prince of Wales ha embarcado en seguida 2.400 toneladas de agua y su velocidad ha caído a 16 nudos. Según el testimonio del Teniente Wildish, al mando de la sala de máquinas “B”, el eje ha sido detenido con éxito, pero al reiniciarlo, el agua se ha filtrado a través del túnel del eje averiado, inundando la sala de máquinas. Como resultado de este impacto ha quedado inundada también la sala de máquinas “Y”, la sala de maquinaria auxiliar central, la sala de maquinaria de acción “Y”, la sala de dinamo diesel de babor y una serie de compartimentos de popa.
Los dos buques británicos bajo las bombas japonesas. Abajo, el Repulse, y arriba el Prince of Wales. El humo negro en el Repulse señala el incendio provocado por una bomba. Arriba, el humo blanco del Prince of Wales indica que intenta ganar velocidad.
La Fuerza Z, sometida a un justo castigo.
Este impacto de torpedo por sí solo ha tenido tres consecuencias devastadoras. En primer lugar, ha provocado una escora a babor de 11,5 grados, lo que ha significado que las torretas antiaéreas de estribor de 5,25 pulgadas han sido incapaces de apuntar lo suficientemente bajo como para enfilar a los atacantes. Además, la energía eléctrica de las torretas de doble propósito de 5,25 pulgadas situadas en la popa del Prince of Wales ha quedado cortada, dejándole incapaz de contrarrestar los ataques japoneses. La falta de energía ha impedido también a las bombas desalojar agua a mayor velocidad de lo que está entrando a través del casco desgarrado. En segundo lugar, el torpedo ha cortado gran parte de la energía eléctrica auxiliar, vital para las comunicaciones internas, la ventilación, el manejo del timón y las bombas, y para el giro y elevación de los cañones de 5,25 pulgadas y 2 libres. Todas las torretas de 5,25 pulgadas excepto la S1 y la S2 han quedado ingobernables, un factor agravado por la escora, que ha impedido a las dotaciones siquiera hacerlas girar manualmente empleando cadenas. Las tripulaciones también han tenido muchas dificultades en manejar manualmente los pesados cañones de 2 libras. En tercer y último lugar, la gran inundación interna y el daño en el eje ha dejado al buque sólo con la energía de los motores de estribor, permitiéndole alcanzar a lo sumo 15 nudos; con su timón eléctrico sin responder a los mandos, el buque ha quedado virtualmente ingobernable. El Prince of Walles todavía ha sido capaz de disparar contra los bombarderos de vuelo horizontal con sus torretas S1 y S2. Las bombas japonesas han caído a su alrededor, pero ninguna ha conseguido atravesar el blindaje de su cubierta. Una bomba ha caído entre los heridos reunidos en su hangar causando muchas bajas. El HMS Express se ha acercado a su costado para retirar a los heridos y a la tripulación no combatiente. La orden de abandonar el buque ha sido dada entonces y el Prince of Wales ha volcado sobre el lado de babor, se ha enderezado, se ha elevado sobre su popa, con la proa apuntando al aire, y se ha hundido a las 13:18. Mientras se iba a pique, ha triturado al Express que permanecía a su lado rescatando a supervivientes, y a punto ha estado de arrastrar al destructor consigo.
Fotografía obtenida en los desesperados momentos en que el destructor Express intenta rescatar a la tripulación del Prince of Wales, que se hunde irremisiblemente.
Los últimos momentos del Prince of Wales, escorado a babor.
Otro ataque a gran altitud por parte de bombarderos dirigido contra el Repulse no ha tenido resultados. Entonces, un segundo ataque con 8 aviones armados con torpedos ha encuadrado al Repulse por ambos lados, pero el buque británico ha conseguido esquivar todos de manera brillante. El tercer y último ataque, llevado a cabo por 26 aviones torpederos Mitsubishi G4M Betty, ha logrado finalmente su objetivo. El Repulse, que hasta ese momento ha sido capaz de eludir 19 torpedos, ha sido “cazado” entre dos ataques de torpedo y ha sido alcanzado por al menos dos (y posiblemente cuatro) torpedos, el primero de los cuales ha atascado su timón. Sin embargo, el Repulse no cuenta con los escudos antitorpedo con los que ha sido provista su hermana Renown y tampoco cuenta con la compartimentación y subdivisión a prueba de agua con la que suelen estar provistos los acorazados modernos. Los daños recibidos han sido tan graves que el Capitán Tennant en seguida ha ordenado a la tripulación abandonar el barco. Su hundimiento ha sido un calco del del Prince of Wales, sólo que a cámara rápida. En un periodo de unos seis minutos, el Repulse se ha escorado en un pronunciado ángulo sobre el lado de babor hasta que finalmente ha volcado, se ha enderezado, se ha aposentado sobre la popa, con la proa apuntando al cielo, y se ha hundido a las 12:23 arrastrando consigo a numerosos marineros que no han tenido tiempo de evacuar el buque.
Los estertores del Repulse. A la izquierda puede observarse la silueta de un avión torpedero japonés.
Los supervivientes del naufragio del Prince of Wales y del Repulse chapotean en el océano mientras un destructor se afana en rescatarlos.
En total, los japoneses han logrado seis impactos, posiblemente ocho, de 49 torpedos lanzados. A cambio de tan sólo tres aviones derribados han logrado hundir a los dos principales buques de la Fuerza Z y obtener la completa supremacía naval en el Océano Índico y Pacífico. Ahora, ¡el camino está expedito para la victoria! El propio Churchill ha expresado la angustia que en estos momentos siente el Imperio Británico con las siguientes palabras:
En toda la guerra, nunca he recibido un golpe más duro. Mientras me giraba y retorcía en la cama, todo el horror de la noticia ha caído sobre mí. No hay buques británicos ni estadounidenses en todo el Océano Índico ni en el Océano Pacífico salvo por los supervivientes norteamericanos de Pearl Harbor, que se apresuran a regresar a California. Japón es dueño y señor de toda esta vasta extensión de aguas y en todos sitios nos encontramos débiles y desnudos.
Es lebe Japan!
Gott straffe Engelland!
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