viernes, 2 de septiembre de 2011

Los finlandeses aceptan estrechar el cerco de Leningrado por el norte – 02/09/1941.

Camaradas,

El 31 de agosto, después de discutir con el Mariscal Mannerheim y el General Walden (Ministro de Guerra) acerca de la petición alemana de que Finlandia tomase parte en la conquista de Leningrado, el Presidente Finlandés Ryti dio su permiso para que las tropas finlandesas pudieran cruzar la frontera del Istmo de Carelia previa a 1939 unos cuantos kilómetros para alcanzar la línea más corta que atraviesa el Istmo por detrás. A cambio, los alemanes entregarán 25.000 toneladas de cebada. Ayer, 1 de septiembre, Mannerheim informó de la decisión al General Erfurth, representante del OKW Alemán. Hoy las primeras unidades finlandesas se han adentrado por primera vez en territorio ruso.

Mannerheim hace entrega de un regalo a Rudolf Walden el 1 de diciembre de 1938 con motivo de su sexuagésimo cumpleaños.  Los dos hombres han estado de acuerdo en llevar la guerra al interior del territorio ruso, una decisión de la que no se arrepentirán.  Se lo garantiza el Führer.

El avance finlandés se ha visto impulsado por la retirada de hasta ocho divisiones rusas del Istmo de Carelia para reforzar las defensas de Leningrado. Los rusos han abandonado o han sido desalojados de sus fortificaciones, construidas sobre las antiguas defensas finlandesas de la Línea Mannerheim y se han establecido sobre la Línea Stalin a lo largo del Istmo al norte de Leningrado. Pero la retirada no les ha salido gratis a los soviéticos.

Maniobra de cerco al sur de Viipuri.

En efecto, el mismo 31 de agosto, los soldados finlandeses lograron cercar a dos divisiones soviéticas (la 43ª y 115ª de Fusileros) en la zona de Porlammi-Ylä-Somme al sur de Viipuri. Al día siguiente –ayer, 1 de septiembre-, las unidades soviéticas embolsadas comenzaron a rendirse. Algunos bolcheviques lograron huir, pero dejando todo su equipo pesado detrás. Los finlandeses se han hecho con un inmenso botín que incluye 306 piezas de artillería, 246 morteros y 55 tanques, además de unos 9.000 prisioneros de guerra, entre ellos el Comandante de la 43ª División, el General Kirpitshnikov. Más de 7.000 soldados del Ejército Rojo han sido enterrados en el campo de batalla. 12.000 han conseguido escapar hasta sus líneas.

Soldados finlandeses marchan junto a ingentes cantidades de material soviético abandonado en el motti (cerco) de Sommees, que pasará a la posteridad como el motti de los billones por la abundancia del equipo capturado.

Tanques soviéticos capturados en el motti. 

Soldados ciclistas finlandeses ruedan junto a cadáveres de soldados bolcheviques.

Mientras tanto, al otro lado del Istmo de Carelia, una cruenta batalla tiene lugar en Gatchina, a unos 35 kilómetros al sudoeste de Leningrado mientras los bolcheviques intentan detener a la desesperada el avance alemán. Los cañones del escuadrón naval del Río Neva se unen a la batalla, martilleando las posiciones alemanas con sus proyectiles de gran calibre.

Mapa de situación en Leningrado.  En rojo, la línea de frente hoy.  Hasta el más tonto lo tendría claro: la ciudad está perdida.

Al sudoeste, la población ferroviaria de Mga ha caído en manos alemanas después de una enconada lucha que se ha prolongado durante tres días. Esto supone que el último enlace ferroviario con el resto de Rusia ha quedado cortado y que el anillo alemán en torno a la ciudad es ya casi completo. En la ciudad, sin embargo, poco queda salvo su población. Mientras el Ejército Rojo sostenía a la Wehrmacht, 300 trenes han evacuado las máquinas-herramienta de 90 fábricas, incluidos dos talleres de montaje de tanques pesados, transportándolos a la seguridad detrás de los Urales donde Stalin pretende reconstruir su industria.

Fábrica de tanques en Leningrado.

Uno de los problemas principales a los que se deberán enfrentar las autoridades soviéticas de Leningrado es el de la comida. La alimentación de 2.500.000 habitantes, 100.000 refugiados y las fuerzas armadas va a entrañar no pocas dificultades si finalmente Leningrado termina quedando sitiada. La falta de pan, más que las bombas alemanas, podrían forzar la capitulación.

Tod dem Bolschewismus!
Es lebe Finnland!

3 comentarios:

  1. Fue una estupidez no atacar de una buena vez Leningrado. Además contaban con la ayuda de los finlandeses que odiaban a los rusos, desperdiciar recursos militares en un asedio inútil fue otro de los factores de la derrota de los alemanes en el frente oriental.

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  2. En breve se verá cómo Hitler ordena retirar casi todas las divisiones Panzer de Leningrado para dirigirlas contra Moscú. Confiaba en que Leningrado sucumbiría por el hambre, pero la Carretera de la Vida a través del Lago Ladoga le permitiría sobrevivir. El asedio de Leningrado impidió al Grupo de Ejércitos Norte dedicar los efectivos suficientes al avance hacia el este que le habría permitido enlazar con los finlandeses en el río Svir, cortar la arteria de suministros Aliados de Murmansk y amenazar Moscú desde el norte.

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  3. También la división azul fue a Leningrado, pero no con toda sus fuerzas. Si hubieran ido a Moscú, creo que hubieran peleado con toda sus energías y su capacidad de combate sería mejor aprovechado, ya que en el asedio de la ciudad rusa los mantuvo en una lucha de posiciones.

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