Camaradas,
La chispa que ha desatado el incidente ha sido el asesinato a manos de un ciudadano griego del Mayor Döring, jefe del espionaje alemán en los Balcanes, pero la situación ha alcanzado su máxima presión cuando hace cuatro días, el 19 de enero, el Conducator Ion Antonescu emitió una orden que anulaba los nombramientos de miembros de la Guardia de Hierro como comisarios de policía, además de expulsar de su cargo al Ministro del Interior Constantin Petrovicescu y a los comandantes de la Policía de Seguridad y de la Policía de Bucarest, nombrando a militares en su lugar. De forma paralela, los oficiales de distrito miembros de la Guardia de Hierro fueron convocados a la capital para una importante reunión y arrestados sin más palabra.
Desfile de la Guardia de Hierro en Bucarest durante el cénit de su poder.
Los Legionarios de la Guardia de Hierro, creyendo con toda su buena fe que el General Antonescu ha perdido el control del país a manos de grupos reaccionarios, iniciaron el 21 de enero lo que ellos pretendían fuera una “vuelta a la normalidad” pero que el Gobierno de Antonescu ha interpretado como una rebelión en toda regla, sacando a la calle al ejército. Así, bajo las órdenes de su líder Horia Sima, la Guardia de Hierro se ha hecho con el control del Ministerio del Interior, estaciones de policía y otros edificios gubernamentales y municipales de Bucarest, abriendo fuego contra los militares que han intentado expulsarles.
Un alocución pública de Antonescu en la que intentaba llamar a la ciudadanía a la calma no ha sido publicada ni retransmitida al hallarse los medios de radiodifusión e imprenta bajo control de los Legionarios y creer estos que el Conducator Antonescu se encuentra secuestrado por reaccionarios Judeo-Masones. Tras esto, los Legionarios han convocado al pueblo a rebelarse contra los judíos y masones que han coartado la libertad de acción de Antonescu, con quien la Guardia de Hierro había mantenido una estrecha colaboración política desde el pasado 14 de septiembre.
Los Legionarios han hecho acopio de toda clase de armas, incluidos bidones de gasolina en las estaciones de servicio y reclutado a campesinos en los pueblos cercanos a Bucarest. Durante dos días los Legionarios han resistido los ataques del ejército rumano contra los edificios gubernamentales controlados por ellos. Mientras tanto, han publicado numerosos panfletos y periódicos en los que denunciaban la revuelta protagonizada por Masones y Judíos que intentaban hacerse con el control de Rumanía.
De forma paralela, los llamamientos de la Guardia de Hierro a atacar a los reaccionarios Judeo-Masones han provocado una ola de violencia contra la población judía de Bucarest.
Muchos estamentos sociales de Rumanía han tomado parte en estos actos, incluidos oficiales de policía leales a la Guardia de Hierro, varias organizaciones de Legionarios, sindicatos de trabajadores, sindicatos de estudiantes, estudiantes de instituto e incluso mujeres. Varios barrios judíos han ardido y las masas han asaltado hogares judíos, sinagogas y otras instituciones. Existen historias de lo más truculento que en algunos casos rayan lo inverosímil.
Existen relatos de jóvenes sádicos, incluidos adolescentes, que durante estos tres días se han dejado llevar para su propio placer por las más terribles prácticas de tortura contra los judíos. Estas torturas se han prolongado durante horas, día y noche, con los torturadores haciendo turnos. A los judíos se les ha despojado de sus posesiones e incluso de sus ropas y continuación han sido disparados. En algunos casos se les ha obligado a escribir antes notas de suicidio.
Los torturadores parecen haber sido encabezados por Mircea Petroviscescu, el hijo del Ministro del Interior depuesto por Antonescu. Petrovicescu ha atado a judíos a dianas y ha disparado contra ellos tratando no de acertarles, sino de dibujar una línea de balas alrededor de sus cuerpos. También ha desnudado a mujeres judías y atado sus espaldas a las dianas. Después de las prácticas de tiro, los torturadores han perforado con punzones los pechos de las mujeres o los han cortado directamente.
Unas horas antes del final de la rebelión, un grupo de Legionarios ha escogido a 15 judíos al hacer y los han llevado al matadero local, donde los han disparado. Cinco de los judíos, incluida una niña de cinco años, han sido colgados en los ganchos del matadero, todavía vivos. Entonces, los Legionarios los han torturado, cortado sus abdómenes, y sus entrañas extraídas y colgadas en torno a sus cuellos en una grotesca parodia de la matanza tradicional judío. Sobre los cadáveres han colgado unos carteles con el texto “Kosher”.
A la vista de la crueldad de estos relatos, el pogrom de Bucarest debería haber costado la vida a varios millares de civiles judíos, aunque lo cierto es que tan sólo se reconoce la muerte de 125 judíos, habiéndose hallado 120 cadáveres. Una cifra que, aunque baja, no deja de ser escandalosa a la luz del sadismo con que parecen haberse llevado a cabo sus muertes.
El final de la rebelión.
Durante estos días Antonescu ha evitado la confrontación directa con los Legionarios, pero ha a traído a Bucarest unidades militares, incluidos 100 tanques. El propio Führer se ha mostrado muy preocupado por la situación en su país aliado. Finalmente Antonescu, con todo el dolor de su corazón, ha dado órdenes de aplastar la rebelión de manera implacable con una ofensiva militar en toda regla. Los Legionarios no han podido plantar cara a los cañones y tanques del Ejército a las órdenes del General Ilie Steflea y han caído derrotados en cuestión de horas después de sufrir varios centenares de muertos. Los militares, por su parte, han tenido que lamentar 30 muertos y un centenar de heridos. Hoy, 72 horas después de su inicio, la rebelión de la Guardia de Hierro, en realidad una lamentable confusión, ha terminado.
Después de reprimir la rebelión, el Conducator Antonescu se ha dirigido a los ciudadanos a través de la radio para contarles la verdad y a continuación ha solicitado a la guarnición alemana, que no ha desempeñado ningún papel durante estos tres días, apoyar a Rumanía. Las tropas alemanas han marchado entonces por las calles de Bucarest hasta el edificio del Primer Ministro, donde han saludado a Antonescu.
Ésta ha sido la narración de la caída la Guardia de Hierro, el Partido Cristiano y Fascista que ha estado en el poder al lado del Conducator Antonescu durante 4 meses y medio, desde el 14 de septiembre de 1940 hasta hoy, 23 de enero de 1941. Algunos de los líderes Legionarios, incluido Horia Sima, han huido fuera del país y varios miles de Legionarios han resultado encarcelados. Sus ideales, no obstante, perviven todavía en el seno de la nueva Rumanía.
Es lebe Romanien!
No hay comentarios:
Publicar un comentario