Mal deben andar las cosas entre nuestros enemigos para que capitalistas y comunistas, la cara y la cruz del paradigma socio-económico contemporáneo, hayan alcanzado los acuerdos de colaboración mutua que han sido rubricados hoy en Moscú.
Momento en que el delegado estadounidense Harriman firma el pacto con el diablo soviético.
En efecto, desde el pasado 28 de septiembre, una misión diplomática anglo-americana, con el Ministro de Suministros Británico Lord Beaverbrook y el banquero estadounidense W. Averell Harriman al frente, han visitado el cubil de Stalin y Molotov en Moscú con el fin de discutir los términos de la ayuda que la industria de ese país neutral que responde al nombre de Estados Unidos de Norteamérica está dispuesta a conceder a la bestia roja.
Llegada a Moscú de los emisarios anglo-americanos.
Fábrica de tanques norteamericana trabajando a pleno rendimiento para surtir a los comunistas.
Además, los Estados Unidos enviarán 3.600 aviones a Rusia entre el 1 de julio de 1942 y el 1 de julio de 1943, una cantidad mayor de la que ya ha sido enviada a Gran Bretaña. A cambio, los soviéticos proporcionarán a Gran Bretaña y los Estados Unidos materias primas de urgente necesidad.
Los Aliados occidentales se venden a Stalin. Click aquí para ver video.
El delegado nortemericano W. Averell Harriman, ha escrito lo siguiente acerca de las reuniones: “Los delegados de la conferencia han sido enviados aquí para examinar la cuestión de las necesidades de la Unión Soviética, en combate contra las potencias del Eje, en lo que respecta a suministros que los Estados Unidos y Gran Bretaña deben entregarle. La conferencia, que ha tenido como anfitrión a Vyacheslav Molotov, Comisario del Pueblo para Asuntos Extranjeros, ha estado trabajando desde el lunes sin interrupción. La conferencia ha estudiado la cuestión de los recursos del Gobierno Soviético en conexión con las posibilidades de producción de los Estados Unidos y Gran Bretaña. La conferencia ha decidido poner a disposición del Gobierno Soviético prácticamente todo lo que las autoridades militares y civiles soviéticas han solicitado. El Gobierno Soviético proporcionará a Gran Bretaña y los Estados Unidos grandes cantidades de materias primas que estos países necesitan urgentemente. La cuestión del transporte ha sido examinada con detalle, y se han elaborado planes para incrementar el flujo de buques mercantes en todas direcciones.”
Enhorabuena, señor Roosevelt. Al hacer todo lo que esté en su mano por reforzar a la Unión Soviética, está usted poniendo en grave peligro a la civilización cristina y occidental europea de la que, no lo olvide, usted procede. Díganos, si la Unión Soviética llegase a alzarse victoriosa –Dios no lo quiera- en esta guerra gracias a su insensata colaboración, ¿qué es lo que esperará al mundo? ¿Una Europa ocupada por el horror bolchevique? ¿Decenas de naciones, millones de personas sometidas a la decadencia del comunismo? Por suerte, y a pesar de Roosevelt y Churchill, Europa no tendrá que someterse a esa terrible prueba, porque ahí se encuentra la Wehrmacht de Adolf Hitler y los ejércitos de sus aliados, dispuestos a impedir que las hordas de Stalin invadan nuestro milenario continente y a acabar de una vez con todas con la mayor vergüenza, la peor peste ideológica que ha azotado jamás a la humanidad.
Es lebe Nationalsozialismus!
Tod dem Bolschewismus!
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