jueves, 11 de marzo de 2010

Sumner Welles con Chamberlain – 11/03/1940.

Camaradas,

La siguiente visita del diplomático estadounidense Sumner Welles está siendo Londres, donde hoy ha tenido ocasión de conversar con el Primer Ministro Chamberlain.  Leamos ahora un extracto del informe que él mismo ha redactado sobre la visita:

El Primer Ministro nos ha recibido al Embajador y a mí en el Salón del Gabinete en el número 10 de Downing Street a las 6 de la tarde. Lord Halifax se ha unido a nosotros poco después.

De izquierda a derecha: Lord Halifax, Welles, Neville Chamberlain y el Embajador norteamericano en Inglaterra Joseph P. Kennedy.

He comenzado diciendo que había quedado muy impresionado cuando estuve en Berlín y tuve la ocasión de escuchar por parte de todos los miembros del Gobierno alemán con los que había hablado que Alemania estaba luchando una guerra de supervivencia; que Inglaterra está decidida a destruir el Reich alemán, hacer imposible la unidad del pueblo alemán, aniquilar a Alemania como tal y aplastar el régimen alemán actual. Se me dijo que en consecuencia Alemania había sido obligada a entrar en guerra para salvaguardar su integridad. Le he dicho que estaría interesado en conocer la política real de Gran Bretaña a ese respecto.

El señor Chamberlain ha dicho que hace sólo dos semanas en una alocución en Birmingham él mismo había anunciado de parte de Gran Bretaña que su Gobierno no tiene el menor deseo de aplastar al pueblo alemán o de mutilar al Reich alemán; lo que Inglaterra está decidida a hacer es meramente derrotar a un Gobierno en Alemania que está embarcado en una política de cruel conquista militar que vuelva insegura la posición de cualquier nación de Europa, en particular las potencias neutrales más pequeñas, de forma que la paz pueda ser restaurada en Europa sobre una base de confianza y respeto para la independencia en integridad de todas las naciones y de fe en la santidad de la palabra dada.

Le dije que durante mi visita en Berlín había tenido la impresión de que el pueblo alemán hoy realmente cree que su propia vida como nación está en juego y de que al menos algunos de los dirigentes de Alemania han identificado en sus propias mentes el destino de Alemania con el destino del régimen nazi, inculcándoles la misma convicción.

El señor Chamberlain no ha respondido durante un minuto o dos. Él entonces ha dicho: “Probablemente tenga razón. Y ése es un problema sobre el que tenemos que pensar más aquí. Pero no puedo pensar ahora qué solución puede haber.”

Entonces ha continuado diciendo que podríamos aceptar como premisa la seguridad positiva de que Inglaterra no tiene intención de destruir al pueblo alemán ni de mermar la integridad del Reich alemán. Inglaterra sin embargo no podría en primer lugar considerar la posibilidad de paz a menos que Alemania sea obligada a restaurar la completa independencia del pueblo Polaco y reconstituir una Checoslovaquia libre e independiente. Más allá, Alemania debe dejar de constituir una amenaza a la seguridad política y económica de las otras naciones de Europa.

Chamberlain dora la píldora al Führer con ocasión del Pacto de Munich, mediante el cual Inglaterra disponía de la nación checoslovaca y se la entregaba a Alemania.  ¿Remordimientos de última hora, señor Chamberlain?

El señor Chamberlain ha dicho simple y llanamente que durante el tiempo que el presente Gobierno de Alemania continúe no podrá haber esperanza de paz real. Usted no podría visionar una paz entre las grandes potencias del mundo cuando no hay ningún sitio del mundo en el que pueda haber fe en la palabra del Gobierno de uno de esas potencias. En ese momento el señor Chamberlain ha hablado con gran enfado. Se ha hecho aparente que este tema particular ha suscitado una respuesta profundamente personal de sus emociones individuales.

Después de otra pausa, ha continuado hablando de sus experiencias en Munich. Ha dicho que ningún Gobierno inglés continuará recibiendo el apoyo popular si entrase en negociaciones con el régimen de Hitler.

Él ha estado de acuerdo con mi sentimiento de que la clave al problema de hoy es la cuestión del desarme. Pero ha dicho: ”No creo que se puede conseguir un desarme real hasta que se pueda restablecer la confianza. No se puede obtener confianza hasta que el pueblo alemán muestre que desean una paz real cambiando su Gobierno actual.”

En resumidas cuentas, Chamberlain desea ante todo, y sobre todo, la guerra. Y a fe nuestra que la tendrá.

Sieg Heil!


2 comentarios:

  1. Viendo la foto, la verdad es Chamberlain parecía minúsculo comparado con los americanos y Halifax

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  2. Hitler es todavía más bajo que Chamberlain. ¡No me extraña que no encontrase una foto de Hitler junto a Welles! Parece que Mannerheim era muy alto y que cuando Hitler se encontraba con él Hitler se ponía tacones a lo Tom Cruise y los fotógrafos recibían órdenes de enfocarlos desde ángulos que favorecieran a Hitler.

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