Camaradas,
Las nubes bajas y las lluvias copiosas sobre el Norte de Europa frustran cualquier tipo de actividad aérea por parte de la Luftwaffe. Todas las operaciones son canceladas. Tan sólo al caer la noche, 150 bombarderos vuelven a atacar la capital británica.
Los bomberos de Londres se afanan en su trabajo.
A pesar del evidente castigo al que se ha visto sometido el esfuerzo militar y la capacidad defensiva británica, en realidad Alemania no se encuentra en una posición mucho mejor de cara a la invasión del Reino Unido de lo que se encontraba hace tres o cuatro semanas. Las defensas costeras de Inglaterra todavía se alzan firmes en las costas meridional y oriental, los puertos navales principales y otros puertos marinos menores continúan siendo utilizables por la Royal Navy y la mayoría de las fuerzas de la Defensa Civil británica están a la espera de la alarma que las pondrá en acción. Además de esto, el Comando de Caza de la RAF ha dejado a las claras día tras día que aún no ha sido derrotado y por otro lado, el Comando de Bombardeo de la RAF ha estado bombardeando continuamente los puertos desde Calais a Bolougne y a lo largo de toda la costa holandesa buscando destruir las barcazas de la Operación León Marino.
Barcazas de desembarco acumuladas en un puerto del norte de Francia.
A la vista de las circunstancias, el Führer ha decidido retrasar la fecha de la invasión, estableciendo el 24 de septiembre de 1940 en lugar del 14 como el día a partir del cual la Wehrmacht deberá estar en alerta y lista, a la espera de recibir la orden de emprender la invasión. Con la nueva estrategia de bombardeo sobre Londres y otras importantes metrópolis del Reino Unido, el Führer pretende quebrar la voluntad de resistencia del pueblo británico y arrastrar a los cazas de la RAF a una batalla final de modo que en pocos días las circunstancias puedan ser las propicias.
Muchos ingleses parecen no entender este cambio de estrategia. Si la invasión es la prioridad del Reich, entonces, ¿por qué bombardear Londres? Para que una invasión tenga éxito, lo lógico sería que Alemania tratase de noquear el mayor número posible de instalaciones militares. Con la Luftwaffe centrada en el bombardeo de Londres, se da un respiro a los aeródromos de la RAF, se permite que las fábricas aeronáuticas y militares funcionen a pleno rendimiento y que los Comandos de Caza y Bombardeo de la RAF operen sin contratiempos, cuando precisamente son estos los que deberían ser los objetivos. El propio Alto Mando de la Kriegsmarine ha plasmado sus dudas en la siguiente entrada en su Diario:
Maniobras con un tanque anfibio Panzer III Tauchpanzer.
No hay signos de la derrota de la Fuerza Aérea del enemigo sobre el sur de Inglaterra y en el área del Canal, y esto es vital a la hora de considerar la situación. Los ataques preliminares de la Luftwaffe han logrado un apreciable debilitamiento de las defensas de cazas del enemigo, de modo que se puede asumir la superioridad alemana en cazas sobre Inglaterra. Sin embargo, no hemos logrado aún las condiciones operativas que el Mando Naval estipuló al Comando Supremo como esenciales para la empresa, a saber, la superioridad aérea indiscutible en el área del Canal y la eliminación de la actividad aérea del enemigo en el área de despliegue de las fuerzas navales alemanas y flota auxiliar. Estaría en conformidad con los preparativos programados para Seelöwe el hecho de que la Luftwaffe se concentrase menos en Londres y más en Portsmouth y Dover así como en los puertos navales en el interior y cerca del área de operaciones.
Sin embargo, la estrategia del Führer es mucho más sutil, y el efecto que los bombardeos causan en la población civil comienza a ser patente. Los muelles de Londres, los depósitos de combustible en Thameshaven y el Extremo Este han quedado gravemente apaleados, las instalaciones de agua, gas, electricidad, comunicaciones y alcantarillado dislocadas, pero mucho mayor ha sido todavía el impacto psicológico ocasionado. Por ejemplo, al respecto a los bombardeos de las pasadas noches, algunos periódicos británicos han establecido comparaciones con los ataques Blitzkrieg (relámpago) que la Wehrmacht ha llevado a cabo por media Europa, lo que ha llevado a muchos londinenses a abreviar el nombre de Blitzkrieg y denominar a los ataques contra su ciudad “El Blitz” (The Blitz).
El Führer da la mano al Primer Ministro británico Neville Chamberlain tras las negociaciones de Munich, cuyo segundo aniversario se celebra pasado mañana. ¿Nos deparará el futuro una fotografía similar con Churchill como protagonista?
Sólo el futuro dirá si la nueva estrategia surte o no efecto. Además, cabe recordar que el Führer siempre ha considerado a Gran Bretaña un Aliado racial del Reich y es probable que prefiera perseguir la claudicación de la voluntad del Reino Unido antes que su sumisión a través de las armas. Mientras tanto, el Führer continúa intensificando la actividad diplomática y hoy ha recibido en la Nueva Cancillería al enviado húngaro Döme Sztójay, con el que ha discutido la reciente anexión por parte de su país de la Transilvania rumana.
Es lebe Adolf Hitler!
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