Firma de la capitulación de Varsovia.
Armas y municiones rendidas en el centro de Varsovia.
Por cientos de millares se cuentan los prisioneros polacos.
Diario de la Segunda Guerra Mundial desde el punto de vista de la Alemania Nacionalsocialista.
Firma de la capitulación de Varsovia.
Armas y municiones rendidas en el centro de Varsovia.
Por cientos de millares se cuentan los prisioneros polacos.
La Wehrmacht (y las Waffen SS) en las calles de Varsovia.
Roguemos sea éste el comienzo de una larga época de paz y prosperidad en Europa.
Sieg heil!
Palco de autoridades germano-soviético.
El General de Brigada soviético Semyon Krivoshein (derecha) felicitó al Mayor General Heinz Guderian (centro) por las victorias y le ofreció recibirles "en Moscú después de la victoria sobre el Reino Unido".
Homenaje a la bandera.
Sieg heil!Se ha confirmado la noticia de que el Primer Ministro polaco Ignacy Mościcki y el Comandante en Jefe de las fuerzas armadas polacas, Mariscal Edward Rydz-Śmigły, han abandonado el país. Tan increíble como cierto, las máximas autoridades de Polonia han dejado a su nación en la estacada durante uno de los momentos más claves en su Historia y, en lugar de intentar negociar una paz honrosa u oponer una heroica defensa a ultranza, no se les ha ocurrido otra cosa que poner pies en polvorosa, descabezando al gobierno y ejército polacos. A su llegada a Rumanía el pasado 18 de septiembre como simples inmigrantes ilegales en busca de asilo, ambos fueron puestos de inmediato bajo arresto.
No esperábamos semejante acto de cobardía, especialmente de un hombre como el Mariscal, "el primer polaco después del presidente", como hacía llamarse. En verdad nos gustaría saber en este caso quién ha tenido el honor de ser el primero y ha corrido detrás del otro. Bromas aparte, es cierto que si bien lo del pusilánime Ignacy, incapaz de aceptar nunca ninguna de las generosas propuestas que le hiciera nuestro Führer a fin de resolver el asunto del Corredor, no nos sorprende demasiado, lo que sí nos parece increíble es que el Mariscal se haya atrevido a pasar por alto las obligaciones de un líder militar de alto rango que de forma inextricable unen su destino al de sus tropas. El abandono del campo de batalla no tiene otro calificativo que la cobarde deserción. Más le habría valido al Mariscal haber tomado el ejemplo de los mariscales alemanes y prusianos, a ninguno de los cuales se le conoce haber sobrevivido nunca la derrota de su ejército, habiéndose sabido comportar siempre como fieles capitanes de navío que permanecen impertérritos en sus puestos sobre el puente de mando mientras sus buques se van a pique.
No deja de resultar irónico el gesto típico que exhibe el Mariscal en la fotografía aneja a este párrafo. Dentro la tradición polaca, el saludo militar se efectúa llevando sólo dos dedos a la visera en lugar de la palma entera, como suele ser habitual. Pues bien, cada uno de esos dos dedos simbolizan "Patria" y "Honor", precisamente las dos virtudes que el Mariscal y el Primer Ministro, el Primer Ministro y el Mariscal, han dejado tiradas por los suelos.
Los alemanes nos condolemos por la deshonra en que sus dirigentes han hecho incurrir al ejército y al pueblo polacos. Quizás debamos agradecérselo al fin y al cabo, puesto que tal vez haya sido por su cobardía y su incompetencia por lo que el éxito de nuestras armas esté siendo total. De cualquier modo, esta clase de gestos ponen en relieve las palabras del Führer respecto a la enorme falacia que constituye la nación polaca como tal, dado que al parecer ni siquiera las propias cabezas de su Estado y de su Ejército son capaces de dar la cara por ella.
Sea como sea, nuestro espíritu no ha desfallecer. Nosotros permaneceremos fieles siempre a nuestros principios y a nuestros ideales y continuaremos adelante en la lucha, como desde el primer día.
Meine Ehre heißt Treue!
Danzig se engalana para recibir al Hombre.
Danzig grüßt seinen Führer!
Lo que veía el ojo del Führer.
Durante el ya histórico discurso del 19 de septiembre de 1939.
Es lebe Freier Danzig!
Soldados alemanes y soviéticos se saludan ante un T-34.
Amigos compartiendo un cigarrillo.
Las democracias tiemblan ante la perspectiva de una Europa en la que sus dos grandes Némesis caminen en la misma dirección, contraria a la suya.
Freundschaft für immer zwischen Deustches Reich und Russland!
El portaviones HMS Courageous escorándose tras ser torpedeado.
A aquellos que se atreven en poner en duda nuestra honorabilidad cabe recordarles que el Reich llevará a cabo esta guerra en el mar con la caballerosa marcialidad que ha distinguido siempre a las armas alemanas. Una vez más debemos insistir en que el incidente del pasado 3 de septiembre en torno al SS Athenia que tanto ha dado que hablar en los rotativos mediatizados por la propaganda capitalista no cabe ser achacado en ningún caso a nuestra flota submarina, la cual tiene orden expresa del Führer de no atacar buques de pasajeros. El hábil hundimiento del portaviones HMS Courageous pone de manifiesto nuestra determinación por atacar objetivos militares y la mezquindad de la manipulación anglosajona.
Es lebe Kriegsmarine!
La Wehrmacht: un ejército de paz.
En verdad que los alemanes, y el Führer como representante custodio de todos nosotros, no podemos menos que lamentarnos por el extremo al que han llegado las cosas. Nunca jamás deseó el pueblo alemán que la solución a la cuestión del corredor tuviese que pasar por una guerra. Nuestra voluntad ha sido siempre de diálogo amistoso, tal y como ha demostrado siempre el Führer con Polonia y con el resto de naciones con las que ha debido resolver ineludibles conflictos territoriales.
1935: El Führer asiste al Funeral de Estado de Su Excelencia Józef Piłsudski.
Que a todas las naciones del mundo les quede clara la voluntad de paz de Alemania y del Führer así como su deseo de terminar cuanto antes con esta guerra insensata que no comenzó sino con una no menos insensata agresión no provocada. No muy atrás queda la excelente relación que el Führer mantuvo con Józef Pilsudski, el más noble de los polacos y al que Dios tenga en su gloria. Ojalá su sucesor y sus actuales homónimos francés e inglés hubieran sabido estar a su altura. Y quién sabe; quizás todavía estén a tiempo, puesto que todavía hoy Alemania les tiende su mano rebosante de paz.
Es liebe Friede!
Vista general de la Línea Sigfrido (Westwall).
Detalle de la Línea Sigfrido. Dientes de dragón y alambradas.
El mensaje que al mundo le llega es claro: si no pueden con Alemania cuando ésta todavía se encuentra comprometida en sus fronteras orientales, ¿qué podrán hacer cuando tengamos libres las manos?
Es lebe Deutschland!
En toda la línea del frente el enemigo se desmorona. Sus ejércitos, desarbolados, se retiran acosados sin descanso por la Luftwaffe y perseguidos por nuestras tropas mecanizadas, las cuales han alcanzado ya los arrabales de Varsovia y atravesado el Vístula por varios puntos. Ciudades como Cracovia, Lodz y Radom han caído en nuestras manos mientras se confirma que el gobierno polaco ha abandonado la capital. Ya se puede decir que Silesia y Pomerania enteras vuelven a ser alemanas.
Los polacos, gozosos, celebran la llegada del Nuevo Orden a sus tierras. Y es que ya saben del enorme sentido de la justicia con que se rige el Reich y que, una vez resuelta la cuestión del corredor, todo volverá a la normalidad para esta nación hermana. Nunca podrá estarle más agradecida una nación invadida a su conquistador. Queden las siguientes fotografías como documentos gráficos de la cálida bienvenida que dispensa Polonia a la Libertad:
Bienvenida al liberador.
Muchachas polacas regalan vituallas y sonrisas a nuestras tropas.
Retratándose con los héroes.
Es lebe Polen!
Ayer, finalmente, los últimos insurrectos capitularon. La humillación que Versalles cometió en Danzig ha sido enmendada, como ya sucedió anteriormente con el Sarre y tal y como prometiera nuestro Führer. No es posible entender Alemania sin Danzig ni Danzig sin Alemania. Las generaciones venideras podrán ver cómo la ciudad de Danzig, más libre que nunca ahora que ha retornado a la madre patria, lidera el progreso de una Alemania triunfante. Sirva su ejemplo para todos aquellos que insistieron en poner límites al triunfo de la voluntad.
En el futuro, cuando los hijos de nuestros hijos sean adultos y de nosotros no quede sino polvo y el recuerdo renqueante en los libros de Historia, a las naciones que reclaman inalienables derechos sobre territorios que las circunstancias históricas les niegan más les valdrá echar la vista atrás y aprender de la entereza con la que Alemania supo afrontar la humillación de Danzig, de lo que Danzig y Alemania son hoy y lo que con la gracia de Dios entonces serán.
Sieg heil!
Los Danzig de mañana.
Representación artística de la carga polaca.
El tirano Chamberlain no atiende a las peticiones de paz.