Bucólica imagen del Gneisenau a contraluz.
Camaradas,
La Operación Berlín continúa, y lo hace a lo grande. Después de que el pasado 22 de febrero nuestros cruceros de batalla enviasen al fondo del mar a cinco mercantes británicos, el Scharnhorst y Gneisenau se dirigieron al encuentro de los buques alemanes de abastecimiento Ermland y Friedrich Breme, alcanzándolos el 26 de febrero. 180 cautivos de los mercantes británicos fueron transferidos a bordo del Ermland y después de repostar combustible y municiones volvieron a partir el 28 de febrero.
Operación Berlín hasta hoy.
En marzo de 1941, los dos buques han superado las 11.000 millas náuticas de navegación, lo que supone media vuelta al mundo. El Almirante Günther Lütjens aprovechó la ocasión para dirigirles a sus hombres unas palabras: “Aprovecho esta oportunidad para expresar mi completa satisfacción con el comportamiento de la tripulación, y especialmente las cuadrillas de las salas de máquinas.” En verdad, los tripulantes a bordo del Scharnhorst eran merecedores de las alabanzas, dado que habían tenido que afrontar un trabajo muy duro por un problema de sobrecalentamiento en las calderas, de un diseño moderno –demasiado moderno, posiblemente- que les permite alcanzar unas temperaturas demasiado altas para los tubos de acero de la sala de máquinas. El Gneisenau, por su parte, no ha tenido que enfrentarse a estos problemas.
A continuación, el Scharnhorst y el Gneisenau se dirigieron hacia la costa africana para amenazar las rutas de tráfico mercante entre Sierra Leona y Gran Bretaña. El 3 de marzo alcanzaron las inmediaciones de las Islas Cabo Verde. El 5 de marzo uno de los hidroaviones del Schanhorst se perdió durante cuatro horas. Fue descubierto más tarde sobre el agua, habiéndose quedado sin combustible. El 6 de marzo, los cruceros de batalla se encontraron con el submarino U-124 del Capitán Schulz. Las tripulaciones de las tres embarcaciones se saludaron entre sí con entusiasmo.
El Gneisenau fotografiado desde el sumergible U-124 durante el encuentro de 6 de marzo.
En ese momento, el Scharnhorst y el Gneisenau se dedicaban a navegar arriba y abajo de una línea situada entre las Islas Cabo Verde y la costa de África, manteniendo su velocidad a 12 nudos para ahorrar combustible.
El 7 de marzo a las 9:20, un vigía a bordo del Scharnhorst localizó un mástil sobre el horizonte. Un examen más concienzudo llevó la conclusión de que se trataba del palo principal de un acorazado que pronto fue identificado como el HMS Malaya. Donde había un acorazado, resultaba razonable asumir que un convoy no podía encontrarse lejos. El Gneisenau aumentó la velocidad y efectuó un pequeño reconocimiento. Dos horas más tarde sus vigías localizaron los mástiles de doce cargueros que navegaban hacia el sur: habían localizado al Convoy SL 67. Sin embargo, el Scharnhorst y el Gneisenau tenían órdenes de evitar el combate con grandes buques de guerra y se decidió no atacar al convoy.
El submarino U-124, con su emblema característico: una flor Edelweiss.
En lugar de atacar, los buques alemanes persiguieron al convoy y dirigieron hacia la zona a una manada de U-Boote. A las 1:42 del 8 de marzo, el U-124 localizó al convoy y una hora más tarde hizo lo propio el U-105. Durante los siguientes quince minutos, el U-124 hundió a cuatro mercantes de la columna central y el U-105 envió al fondo del mar a un carguero de 10.000 toneladas.
El Scharnhorst y el Gneisenau volvieron a partir el encuentro del buque de abastecimiento Ermland, al que ahora acompañaba el célebre Altmark, ahora rebautizado con el nombre de Uckermark, el . El 9 de marzo, de camino hacia el encuentro, el Scharnhorst, por pura casualidad, hundió al mercante Marathon de 6.352 toneladas de desplazamiento que transportaba carbón a Alejandría.
El Gneisenau reposta combustible en alta mar.
El 11 de marzo finalmente, los cruceros de batalla se encontraron con el Uckermark y el Ermland y aprovecharon para repostar combustible y víveres. A partir de este momento, el Uckermark y el Ermland se unirían al Scharnhorst y al Gneisenau y les ayudarían a buscar víctimas. Los cuatro buques operarían en la sección occidental de la ruta de convoys, navegando en línea con un intervalo de 30 millas náuticas entre cada uno. Con buena visibilidad, deberían ser capaces de rastrear una franja de unos 120 millas náuticas (220 kilómetros). Los buques de abastecimiento navegaban en los extremos de la línea, con el Gneisenau y el Scharnhorst en el centro.
A las 21:00 horas del 11 de marzo, el Almirante Lütjens recibió nuevas órdenes por radio. A partir del 18 de marzo, el Scharnhorst y el Gneisenau deberían cesar sus operaciones contra los convoys Halifax. Los cruceros Admiral Scheer y Admiral Hipper se disponían a adentrarse en el Atlántico Norte durante el periodo de la nueva luna. De acuerdo con los servicios de Inteligencia alemana, una fuerza formada por el crucero de batalla HMS Repulse, el portaaviones HMS Furious y dos destructores ya había abandonado Gibraltar siguiendo una ruta hacia el oeste. Por lo tanto, se requería que el Scharnhorst y el Gneisenau atrajeran sobre sí su atención mientras el Admiral Hipper y el Admiral Scheer atravesaban el Estrecho de Islandia. La mejor manera de hacerlo sería dirigirse hacia Brest, en Francia. Pero esto no sería el final de su campaña en el Atlántico. Para la última semana del mes de abril, el acorazado Bismarck y el crucero Prinz Eugen estarían listos para prestar servicio, y entonces el Scharnhorst y el Gneisenau recibirían una nueva misión.
Escena cotidiana a bordo del Scharnhorst.
Pero todavía les quedaban algunos días, y a fe que los iban a aprovechar. La suerte no ha tardado en sonreír a Lütjens y ayer, 15 de marzo, el Uckermark divisó a varios mercantes navegando sin escolta. La matanza podía comenzar de nuevo.
La acción fue breve y prácticamente sin sangre. El Gneisenau capturó el buque cisterna noruego Bianca de 5.688 toneladas a las 10:20, el buque cisterna británico San Casimiro de 8.046 toneladas a las 13:40 y el buque cisterna noruego Polykarb de 6.405 toneladas a las 17:50. Tripulaciones alemanas fueron transferidas a los tres buques que se dirigieron hacia Burdeos siguiendo rutas distintas.
Tripulaciones británicas de buques apresados a bordo del Scharnhorst.
Además de estos tres apresamientos, el Gneisenau hundió el buque cisterna británico Simnia de 6.197 toneladas. Por su parte, el Scharnhorst hundió a los cargueros británicos Athelfoam (6.554 toneladas) y Strength (7.139 toneladas).
Por si no hubiera bastado con esto, a la 01:00 de la madrugada de hoy, día 16 de marzo, el Uckermark y el Ermland, en cada extremo de la fuerza naval alemana, han informado del avistamiento de varias siluetas de buques mercantes recortándose sobre el cielo nocturno. Al amanecer, Lütjens se ha regocijado al darse cuenta de que su flota se encuentra justo en el medio de un convoy británico. La fiesta ha comenzado.
Uno de los muchos mercantes británicos que han destruido hoy el Gneisenau y el Scharnhorst se va a pique.
El Gneisenau ha hundido al buque de pasajeros y carga británico Rio Dorado (4.507 toneladas) a las 04:28, al carguero británico Empire Industry (3.648 toneladas) a las 8:55, al buque de pasajeros y carga noruego Granli (1.577 toneladas) a las 10:22, al buque de pasajeros y carga francés Myson (4.564 toneladas) a las 13:25 y al buque de pasajeros y carga británico Royal Crown (4.364 toneladas) a las 15:50.
Por su parte, el Scharnhorst ha hundido al carguero holandés Mangkai (8.298 toneladas), al carguero británico Silverfir (4.347 toneladas), al carguero británico Demerton (5.251 toneladas) y al buque de pasajeros y carga británico Sardinian Prince (3.491 toneladas).
La nota valerosa del día la ha puesto un buque mercante danés llamado Chilean Reefer, que no contaba con más que 1.831 toneladas y que aún así, ha tenido la temeridad de enfrentarse al Gneisenau con su pequeño cañón de a bordo. La resistencia del diminuto mercante ha causado perplejidad a bordo del Gneisenau, que no sin cierta pena lo ha enviado al fondo del mar. Se trataba de un buque tan pequeño que ha tenido que emplear nada menos que 73 proyectiles.
Diagrama de la agonía del Chilean Reefer.
Quizás, el mayor éxito del Chilean Reefer haya sido el de lograr transmitir su posición y alertar al acorazado británico HMS Rodney, que ha aparecido en la pantalla de radar del Gneisenau a 20.000 yardas de distancia y que quince minutos después se ha recortado sobre el horizonte en todo su esplendor. Pero el Capitán Fein a bordo del Gneisenau no tiene la menor intención de quedarse a “dialogar” con el HMS Rodney y con sus cañones de 16 pulgadas y se ha alejado hacia el sur a 32 nudos de velocidad. El HMS Rodney ha quedado atrás, atareado en recoger a los supervivientes de los nada más ni nada menos que diez buques que la Kriegsmarine acaba de enviar al fondo del mar. En las últimas 24 horas, el Scharnhorst y el Gneisenau han capturado o hundido la friolera de dieciséis mercantes con 81.907 toneladas de desplazamiento.
Sieg Heil, Viktoria!
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