Camaradas,
La reacción inglesa al magistral discurso del Führer no se ha hecho esperar, y por desgracia no ha sido la que cabría esperar de una nación sensata dispuesta a que vuelva a reinar la paz y la concordia entre los pueblos de Europa. En efecto, apenas una hora después del discurso, la BBC en alemán emitió un rechazo categórico a la propuesta del Führer en los siguientes términos:
Rechazamos vuestra oferta. Nuestra fuerza, nuestra razón, nuestros sentimientos del honor y de la justicia y nuestro sentido de la responsabilidad con el mundo exige que luchemos con todas nuestras fuerzas por la libertad que queréis destruir.
"Madre, no quiero oirte decir a los niños que estos humanos descienden de nosotros." Portada de revista editada en noviembre de 1914, cuando estalló la Gran Guerra. Veinticinco años después, los ingleses continúan dando las mismas señales de incomprensión.
En realidad, estos comentarios carecen de valor para el Reich, ya que no son los del pueblo inglés. La rapidez con que Londres ha reaccionado ante el discurso demuestra que esta respuesta no es la de hombres que tienen el sentimiento de responsabilidad. Estas voces provienen de medios dirigentes que no saben escuchar a un pueblo sobre el que están a punto de desatarse padecimientos indescriptibles y de una Prensa manipulada por la que no se puede sentir sino lástima.
El rostro de la guerra. Salvador Dalí, 1940. Cuando Dios quiere perder a alguien, primero le priva de la razón.
No obstante, la fría acogida que las prudentes palabras del Führer han recibido en los que a la postre dirigen Inglaterra han hecho que el Führer, quien como todos sabemos es un hombre sumamente sensible, se encuentre hoy profundamente abatido y, con él, toda Alemania agache la cabeza, triste por saber que una de las naciones más valiosas de la Humanidad se empeña en proseguir la guerra de aniquilación con el Reich y, en consecuencia, en sellar su propia destrucción.
El Conde Ciano, que en el día de hoy ha tenido ocasión de entrevistarse con el Führer en la Cancillería del Reich, ha dejado constancia del abatimiento del Führer a través de la siguiente entrada en su diario:
Le habría gustado llegar a un entendimiento con Gran Bretaña. Sabe que la guerra con los ingleses será dura y sangrienta, y sabe también que hoy en día la gente en todo el mundo es contraria al derramamiento de sangre.
El Führer con Ciano.
No obstante, en el día de hoy el Führer también ha podido saborear algunos tragos dulces. En primer lugar, ha recibido el siguiente telegrama por parte del Duce:
Las palabras de su gran discurso en el Reichstag han calado muy hondo en el corazón del pueblo italiano. Le agradezco y le repito que, venga lo que venga, el pueblo italiano marchará junto al suyo hasta el final, es decir, hasta la victoria.
A lo que el Führer ha respondido de la siguiente manera:
Le agradezco, Duce, su telegrama de amigo. Unidos en nuestra concepción del mundo y aliados por la fuerza de nuestras armas, la Italia Fascista y la Alemania Nacionasocialista lucharán victoriosamente por la libertad de sus pueblos.
General Eduard Dietl, primer Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble.
La última nota alegre del día la ha protagonizado el Führer al recibir hoy en la Cancillería del Reich al General Eduard Dietl, comandante de las heroicas fuerzas de Narvik que durante largas semanas resistieron aisladas el empuje de contingentes enemigos muy superiores, y le ha condecorado con la Cruz de Caballero con Hojas de Roble, la primera condecoración de ese rango que se concede en la guerra.
Ein Volk, ein Reich, ein Führer!
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