Camaradas,
Los Estados Bálticos de Estonia, Letonia y Lituania han decidido hoy en plebiscito “democrático” convertirse en Repúblicas soviéticas e incorporarse como tales a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Los parlamentos de los tres países se han reunido para anunciar su decisión, pero la influencia soviética es evidente tras la fachada democrática. En la sesión parlamentaria de Estonia ha estado presente el representante de Stalin, señor Andrei Zhdanov, y el salón ha sido decorado con banderas soviéticas.
Fotografía del mes de junio de 1940. De izquierda a derecha, Neeme Ruus, Johannes Lauristin, Karl Säre y Andrei Zhdanov. Extasiados, contemplan una manifestación de trabajadores estonios manipulados por el bolchevismo que reclaman la formación de un nuevo gobierno.
Los pueblos bálticos se encuentran desolados tras haber perdido su independencia, pero en la actualidad no hay nada que puedan hacer contra la poderosa Unión Soviética.
¿Nada? Quizás no ahora, pero en breve el destino quizás les dispense la oportunidad del desquite. Precisamente hoy el Führer, durante una conferencia con el Alto Mando del Ejército (OKH) ha sacado a colación el posible ataque a la Unión Soviética. Los generales alemanes, aunque prefieren encargarse primero del Reino Unido, no han planteado objeciones. Según las notas tomadas in situ por el General Franz Halder, las ideas expuestas por el Führer son las siguientes:
Los generales alemanes deben comenzar a prepararse “mentalmente” para afrontar el problema soviético.
a) La concentración de tropas requerirá de cuatro a seis semanas.
b) Se deberá conseguir la derrota del Ejército ruso o, por lo menos, conquistar tanto territorio ruso como sea necesario para impedir los ataques enemigos contra Berlín y la zona industrial de Silesia. Sería deseable penetrar lo suficientemente lejos como para que la Luftwaffe pudiera emplearse para destruir las áreas más importantes de Rusia.
c) Objetivos políticos: Ucrania, Estados Bálticos, Bielorrusia, Finlandia, Balcanes.
d) Serán necesarias de 80 a 100 divisiones; Rusia dispone de 50 a 75 buenas divisiones.
Modificaciones territoriales teóricas y reales según el Acuerdo Molotov-Ribbentrop.
En efecto, la coyuntura política actual obliga al Reich a guardar silencio, pero si de algo puede estar segura Europa es de que mientras la sangre corra por las venas de un Nacionalsocialista, el comunismo no podrá echar su garra hacia el Oeste.
Es lebe Nationalsozialismus!
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