Camaradas,
La frenética actividad a la que el golpe de estado en Belgrado ha abocado al Führer lo ha obligado a posponer en el último minuto una charla que tenía programada en su agenda con el Ministro de Asuntos Exteriores Japonés Yōsuke Matsuoka, de visita en Alemania.
El encuentro se ha producido finalmente a las cuatro de la tarde en la Cancillería del Reich. El Führer, una vez más, ha realizado un magnífico despliegue de retórica, remontándose muy atrás en el tiempo para describir su lucha y su vida y relatando a continuación los éxitos de los soldados alemanes, de los U-Boote y la superioridad de la Luftwaffe, proporcionando cifras precisas y demostrando tener en su cabeza datos actualizados hasta el último minuto.
En el aire, Alemania goza de completa supremacía a pesar de todo lo que han proclamado los ingleses acerca de sus éxitos. Matsuoka puede comprobar esto simplemente echando un vistazo a Berlín y comparando el Berlín de hoy con el Londers de hoy. Inglaterra ya ha perdido la guerra. Es sólo cuestión de tener la inteligencia suficiente para admitirlo. En ese momento, los individuos y el gobierno que han sido responsables por la desquiciada política de Inglaterra, caerán.
En esta situación crítica, Inglaterra está buscando cualquier clavo ardiendo al que aferrarse. Su esperanza reside en dos sitios: En primer lugar, en la ayuda estadounidense. Alemania, sin embargo, ha considerado por adelantado los efectos de esta ayuda, que sólo serán tangibles a partir del año 1942 como pronto, pero incluso entonces el alcance de dicha ayuda no tendrá parangón con la capacidad productiva de Alemania. La segunda esperanza de Inglaterra reside en Rusia.
A continuación, el Führer le ha expuesto a Matsuoka que las relaciones entre Alemania y la Unión Soviética en estos momentos son muy estrechas y que Alemania hace todo lo posible por continuar trabajando en la mejora de las relaciones entre Japón y Rusia. Además, el Führer ha remarcado lo conveniente que sería tanto para Alemania como para Japón que los Estados Unidos se mantuvieran fuera de la guerra. En cambio, nada podría ayudar más a los intereses comunes del Reich y de Japón que un asalto contra las posesiones coloniales de Inglaterra, en especial un ataque sorpresa contra Singapur.
Rara vez en la historia ha habido menos riesgo que en el momento actual. Mientras que la guerra se luche en Europa e Inglaterra se encuentre ocupada ahí, y mientras los Estados Unidos se encuentren sólo en los primeros estadíos de su propio rearma, Japón es la potencia más poderosa de Asia y nada puede amenazarla. Rusia no intervendría, dado que ciento cincuenta divisiones alemanas se agolpan contra su frontera occidental. Un momento así no volverá jamás. Es único en la historia.
Con rostro impasible, Matsuoka ha escuchado el torrente de palabras del Führer. Entonces, con calma y cautela ha respondido que él personalmente está convencido de los motivos expuestos por el Führer y los apoya de todo corazón.
Sin embargo, en el momento actual no puedo darle la garantía de que el Imperio Japonés vaya a entrar en acción de manera inminente. Sí que puedo decirle, en cambio, que el Estado Mayor japonés ha contemplado cuidadosamente la posibilidad de atacar Singapur, llegando a la conclusión de que tardará tres meses en ejecutarse, seis meses según mis propias estimaciones.
Después de las dos horas y media de conferencia, el encuentro entre Matsuoka y el Führer ha terminado. A las 18:00 horas los dos han salido al balcón de la Cancillería para recibir el clamor popular de los berlineses. Una canción de batalla japonesa ha sonado por los altavoces.
Es lebe Japan!
Es lebe Deutschland!
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