Camaradas,
Las nuevas circunstancias creadas por la guerra y el ordenamiento casi matemático que el Reich imprime a todas y cada una de las energías nacionales se han visto de nuevo en el hecho logrado por iniciativa del hasta hoy Comisario General de Economía, Ministro Walther Funk. Este hecho consiste en poner en las manos del Mariscal Göring todas las riendas de la economía bélica alemana.
Contra lo que seguramente han de insinuar las malévolas propagandas aliadas, no se trata de un cambio ni de una nueva orientación del programa económico, sino de un paso más hacia el ideal de una dirección enérgicamente unitaria. La experiencia actual ha convencido al Reich de que el campo económico es quizá una de las disciplinas más importantes en el conjunto bélico que conduzca a la victoria final. El Consejo General, constituido bajo la única y absoluta dirección de Göring, vendría a ser como una Asamblea formada por los diversos Subsecretarios. Algunas destacadas figuras de la vida pública colaborarán también en este Consejo General, como el jefe de los Armamentos, el Comisario de Precios y un representante del mismo Göring.
Con este nombramiento se revela todavía más la figura de Göring, designado por el Führer como sucesor suyo. Göring une a sus cargos de presidente de Defensa Nacional y Dirigente del Plan Cuatrienal el de Jefe Supremo de la Economía Bélica. Quizá, aparte del Führer, nadie interprete hoy día en el mundo político el sentido autoritario y el sentido militar como un solo espíritu individual como el mariscal Göring. La autoridad que el nuevo cargo lleva consigo no es menos grandiosa que su responsabilidad. Alemania, con esta decisión natiural a su programa, que no es exactamente una reforma, pretende la coordinación de todos los sectores de trabajo y de la economía, la cual desea, en el camino grande y recto de la ventura bélica, ser más segura y más invulnerable que nunca lo ha sido.
Es lebe Hermann Göring!
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