lunes, 18 de enero de 2010

Caza de brujas en Francia – 16/01/1940.

Camaradas,

En la sesión de esta tarde de la Cámara, De Kerillis ha declarado que la propaganda alemana “ha prendido en los hombres de letras y en los académicos franceses” y ha anunciado que enviará al presidente del Consejo una lista de los más destacados. Su discurso ha provocado numerosos incidentes.

El ex Presidente del Consejo Flandin ha insistido en que De Kerillis declare los nombres de las personalidades que, según él, trabajan a favor de Alemania. Ha llegado a confesar incluso que en 1938 él no era partidario de la guerra y que después del Pacto de Munich Daladier le dijo personalmente que la guerra sería un crimen.


La democracia francesa, a punto de rescatar uno de sus métodos más tradicionales para resolver conflictos internos.

Después de esta criminalización de una parte de la Cámara, el Parlamento Francés ha cargado las tintas contra otra parte. Este nuevo homenaje a los principios de la Democracia lo ha iniciado el ex ministro izquierdista Forssard atacando duramente a la URSS y declarando que Europa no podrá disfrutar de paz auténtica mientras existan Stalin y su sistema. Resulta significativo que el Partido Comunista Francés fue el único partido de Francia que, al comienzo de las hostilidades, redactó una carta reclamando la paz y valorando positivamente las propuestas de paz del Führer.

A última hora de la tarde, la Cámara ha aprobado el proyecto de ley relativo a la separación de los diputados comunistas por 521 votos contra 2. Tan sólo aquellos parlamentarios que hubieran condenado antes del 26 de octubre, explícita y públicamente los acuerdos diplomáticos entre Moscú y Berlín quedarán exonerados de una expulsión que va a reducir el Parlamento en una décima parte de sus efectivos. Una docena apenas de los setenta y cuatro diputados elegidos bajo la etiqueta comunista en la primavera de 1936 conservará sus mandatos.  Serán expulsados de la Cámara, perderán la ciudadanía y verán confiscados todos sus bienes.


Los comunistas no han necesitado quemar la torre Eiffel para ser expulsados del Parlamento Francés y de la vida francesa; tan sólo no haber hablado como Edouard Daladier considera que deberían haber hablado.

En resumidas cuentas, Francia ha decidido proscribir a los miembros del Parlamento que no están de acuerdo con sus opiniones e intereses. Luego acusarán al Reich de lanzar decretos que vulneran la representatividad de diputados elegidos mediante sufragio libre.  Liberté, Egalité, Fraternité!

Es lebe Demokratie!

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