Camaradas,
Hoy los Aliados han sufrido nuevos descalabros: el frente defendido por los belgas se ha derrumbado, la Wehrmacht ha tomado la plaza de Calais y un contraataque con blindados en dirección a Abbeville ha sido frustrado. Las esperanzas de victoria de los Aliados se desvanecen y la batalla queda convertida ahora en una mera lucha por el rescate de sus fuerzas embolsadas. Pero la consecución de este pírrico objetivo se les ha puesto también cuesta arriba: anteayer cayó la ciudad portuaria de Bolougne y hoy se ha rendido Calais con miles de soldados que han caído en nuestras manos. Dunkerque, la última gran ciudad portuaria que todavía retienen los Aliados, es ahora su última esperanza. Sea cual sea el resultado de esta batalla, los Aliados ya saben que Alemania ha vencido. En contra de todo y de todos, Alemania se ha alzado victoriosa.
Un soldado inglés herido en Dunkerque ilustra el patetismo de la evacuación aliada.
Colapso del ejército belga.
Ruptura del frente belga.
Las tropas belgas apenas ofrecen oposición a los 6º y 18º Ejércitos alemanes, que rompen sus líneas en varios puntos del Lys y al sur de Cortai, empujándolas a una estrecha franja costera y avanzado hacia Yprés, donde tiene su cuartel general el rey Leopoldo, quien a las 15:45 horas ordena a sus tropas cesar toda resistencia, y a las 17:00 horas envía un emisario con bandera blanca; una hora después comunica al general Weygand que pronto se verá obligado a capitular.
Frente de Dunkerque a día de hoy.
Rendición de Calais.
Un panzer custodia a prisioneros ingleses en Calais.
Tras luchar por uno de los últimos puertos belgas en manos de los aliados durante cuatro días, los británicos del brigadier Nicholson que defienden Calais son derrotados por los germanos de la 10ª Panzerdivision; la rendición se formaliza a las 16:00 horas, dando tiempo a los franceses a escapar en sus buques. Más de 3.000 prisioneros son internados. Los aliados rodeados en Bélgica sólo podrán retirarse por Dunkerque.
Columna formada por miles de prisioneros británicos marchan al cautiverio desde Calais.
Contraataque aliado en el Somme.
Comienza la segunda contraofensiva planeada por el general Weygand. La 1ª división acorazada británica ataca Abbeville, pero los germanos la repelen inflingiéndole graves pérdidas, mientras las 4ª y 7ª divisiones coloniales de la 10ª Armée intentan retomar Amiens con algunos tanques Somua, pero son rechazados por las consolidadas posiciones de la infantería y la artillería que los 4º y 9º Ejércitos alemanes han desplegado recientemente.
Contraataque aliado en Abbeville.
Héroes alemanes.
El cabo Hubert Brinkforth, humilde hijo de un campesino de Westfalia, es el primer soldado alemán de la contienda en ser merecedor de la Cruz de Hierro de Caballero, por su actuación en el sector de Abbeville como observador de un cañón anticarro: gracias a sus correcciones de puntería, la dotación de la pieza destruye 11 tanques británicos en 20 minutos. Con gran sangre fría el cabo Brinkforth ha sido capaz de esperar a que los blindados enemigos se hubieran acercado a menos de 100 metros. Entonces, con rapidez y precisión, ha obtenido la victoria.
Gefreiter Hubert Brinkforth, ¡presente!
De la misma manera, el General Erwin Rommel, comandante de la 7ª División Panzer, ha sido condecorado con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro por la excepcional conducción de su unidad durante esta primera fase de la campaña. Se trata del primer General de División en haber obtenido esta condecoración desde el 10 de mayo.
Prosigue la Operación Dynamo.
Hoy la flotilla de pequeños navíos y buques de transporte británicos evacua de Dunkerque a 7.600 soldados británicos. Desde la mañana, la Luftwaffe comienza a hostigar la navegación.
Los ingleses abandonan a los franceses por la puerta de atrás, en pleno combate.
He aquí el comienzo de la gran derrota aliada, el momento de la Historia en que los Aliados abandonaron el combate en Europa y fueron arrojados al mar. El Reich no desea malgastar la sangre de sus soldados en una lucha ganada. La Luftwaffe se encargará de asestar la puntilla a los cobardes que abandonan a sus camaradas en la lucha y que permiten que todas nuestras divisiones del sector queden libres para aniquilar la nueva línea de defensa que los franceses están estableciendo en el Somme. Si en el curso de la guerra nuestros enemigos terminasen ganando y se les permitiera reescribir la Historia, seguro que en el colmo de la desfachatez se tomarían la libertad de escribir que esta cobarde estampida de Dunkerque, esta traición para con sus camaradas que precipitará la victoria del Reich es, en realidad, una victoria.
Dios no lo quiera. Dios no permita que la Historia quede en manos de estos bandidos, de estos amantes de la guerra, y sumerjan a Europa en un mar de mentiras e inmoralidad. ¡Aquí estamos nosotros para que esto no ocurra!
Dios no lo quiera. Dios no permita que la Historia quede en manos de estos bandidos, de estos amantes de la guerra, y sumerjan a Europa en un mar de mentiras e inmoralidad. ¡Aquí estamos nosotros para que esto no ocurra!
Sieg Heil!
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