Camaradas,
Aunque la fecha de hoy seguramente les pase inadvertida a muchos, lo cierto es que tiene una significación muy especial. Porque hoy hace exactamente 21 años, el 23 de marzo de 1919, nació el
Fascismo de la mano de Benito Mussolini, germen de tantos y tan buenos logros en beneficio de la Humanidad. El acontecimiento que se celebra hoy fue de la siguiente forma:
En el marco de la constitución de ciertas asociaciones nacionalistas, los
arditi, que habían empezado a surgir por toda Italia a principios de 1919 a partir de antiguos veteranos del Ejército (de hecho, la nomenclatura arditi había servido en la Gran Guerra para designar a ciertas tropas de elite italiana), Benito Mussolini y su periódico, Il Popolo d’Italia, organizaron una reunión en Milán para el 21 de marzo de 1919 que contó con la participación de sesenta personas. El objetivo era crear, bajo una óptica anti-parlamentarista, un movimiento que perpetuaría la inspiración revolucionaria de la guerra. La asamblea era heteróclita, ya que agrupaba desde arditi hasta anarcosindicalistas.
Unos meses más tarde, Mussolini haría público el programa, pulido y editado por él. El
"programa del Santo Sepulcro" (por el nombre de la plaza donde fue proclamado) que sentaría las bases del Fascismo fue publicado el 6 de junio de 1919 en Il Popolo d'Italia.
Primer programa del Fascismo. "Nosotros queremos."
Muchas cosas cambiaron desde entonces y muchos acontecimientos siguieron a ese primer paso. El hito, sin embargo, está ahí, y es deber nuestro celebrarlo hoy.
Para concluir, reproduciremos algunas palabras del Duce sobre el Fascismo, escritas por él mismo para la
definición de “Fascismo” en la Enciclopedia Italiana:
El Fascismo es la completa oposición al socialismo marxista, la concepción materialista de la historia según la cual la civilización humana puede explicarse simplemente a través del conflicto de intereses de varios grupos sociales y por el cambio y desarrollo en los medios e instrumentos de producción. El Fascismo, ahora y siempre, cree en la santidad y en el heroísmo, es decir, en acciones que no están influidas por motivo económico, directa o indirectamente.
Tras el socialismo, el Fascismo combate la totalidad del complejo sistema de la ideología democrática y lo repudia, tanto por sus premisas teóricas como por su aplicación práctica. El Fascismo niega que la mayoría, por el simple hecho de ser mayoría, puede dirigir la sociedad humana, niega que los números basten para gobernar por medio de una consulta periódica y afirma la inmutable, beneficiosa y fructífera desigualdad de la humanidad, que nunca puede ser permanentemente nivelada a través de la mera aplicación de un proceso mecánico tal que el sufragio universal.
El cimiento del Fascismo es la concepción del Estado, su carácter, su deber y su objetivo. El fascismo concibe al Estado como un absoluto, en comparación con el cual todos los individuos o grupos son relativos, sólo para ser concebidos en su relación con el Estado. La concepción del Estado Liberal no es la de una fuerza directora que guíe el juego y el desarrollo, tanto material como espiritual, de un cuerpo colectivo, sino simplemente una fuerza limitada a la función de registrar resultados. Por el otro lado, el Estado Fascista es en sí mismo consciente y tiene en sí mismo una voluntad y una personalidad – en consecuencia, puede ser llamado el Estado “ético”.
El Estado Fascista organiza la nación, pero deja un margen suficiente de libertad al individuo; a éste se le priva de toda libertad inútil y posiblemente perjudicial, pero retiene la que es esencial; el poder decisorio en este cuestión no puede ser el individuo, sino sólo el Estado.
Para el Fascismo, la expansión de la nación es una manifestación esencial de vitalidad, y su opuesto es un signo de decadencia. Los pueblos que están creciendo, o creciendo de nuevo tras un periodo de decadencia son siempre imperialistas y la renuncia es un signo de debacle y muerte. Pero el imperio demanda disciplina, la coordinación de todas las fuerzas y un profundo sentido del deber y del sacrificio: este hecho explica muchos aspectos del trabajo del régimen, el carácter de muchas fuerzas del Estado y las medidas necesariamente severas que deben tomarse contra aquellos que se oponen al recordar la ideología trasnochada del siglo diecinueve. Si cada era tiene su propia doctrina característica, hay mil signos que apuntan al Fascismo como la doctrina de nuestro tiempo. Si una doctrina debe ser un ente vivo, esto se demuestra por el hecho de que el Fascismo ha creado una fe viva, y el hecho de que esta fe es muy poderosa en las mentes de los hombres se demuestra por aquellos que han sufrido y muerto por ella.
Es lebe Benito Mussolini!
Es lebe Fascismus!