Camaradas,
Ha comenzado hoy en Belgrado la Conferencia de la Entente Balcánica con un debate de tres horas y media entre los Ministros de Asuntos Exteriores de Yugoslavia, Grecia, Turquía y Rumanía. Los cuatro hombres de estado han celebrado dos sesiones en torno a la mesa redonda de la Cámaras del Consejo de Asuntos Exteriores en Belgrado.
Sello rumano conmemorativo de la Entente Balcánica.
La reunión ha comenzado a las 10:30 de la mañana, una hora después de la llegada del Ministro de Asuntos Exteriores rumano, Grigore Gafencu, en un tren especial, y se ha prolongado hasta el mediodía. Los Ministros han visitado entonces al Primer Ministro yugoslavo Dagiša Cvetković y han almorzado después con el Príncipe Paul en su palacio. Por la tarde el Primer Ministro Cvetković ha devuelto la visita. Después de dejar sus tarjetas de presentación en las mesas de los dos regentes de Yugoslavia, los Ministros se han reunido de nuevo por la tarde durante otras dos horas.
Esta sesión inicial ha constituido una mera revisión general de la situación internacional. Lo único que se ha acordado es que la Entente se prolongará durante otros siete años, lo cual sucede automáticamente si el Pacto Balcánico no es denunciado por ninguno de los estados miembros. Así mismo, se ha acordado unánimemente que los miembros de la Entente deberían buscar por todos los medios evitar involucrarse en la presente guerra. Después de la sesión de la tarde el General Ioannis Metaxas, Primer Ministro Griego y Ministro de Asuntos Exteriores, emplazó a los periodistas griegos y les comunicó que estaba impresionado de la atmósfera optimista de la reunión y de la unanimidad de opiniones en cuanto a sus objetivos.
Reunión de los Ministros de Asuntos Exteriores.
Las conversaciones que anteayer celebrara el Ministro de Asuntos Exteriores turco con sus homólogos búlgaro y griego han tenido, probablemente, mayor importancia que lo tratado hoy en Belgrado. Porque antes de que la Entente exista realmente, será menester resolver los problemas pendientes, o sea: satisfacer en parte las reivindicaciones de Bulgaria y Hungría, las grandes ausentes en una Entente Balcánica que en la actualidad comprende solamente a Yugoslavia, Grecia, Turquía y Rumanía. En este sentido, Turquía, amiga íntima de Grecia y Rumania, podría ejercer influencia moderadora, aunque por otra parte Turquía ya no es un país neutral, puesto que se ha colocado al lado de Inglaterra y Francia.
Esta circunstancia no deja de causar cierto recelo en Alemania. Nosotros, al igual que Italia, deseamos que la paz se conserve en aquellas regiones. No ya porque obtengamos de algunos de estos países valiosas materias primas, sino porque el Reich por nada del mundo desea que la pólvora de la guerra se extienda a este rincón de Europa.
Alemania, opuesta a que el militarismo franco-británico se extienda a los Balcanes.
Lo que si nos ha causado honda preocupación ha sido la noticia procedente de Nueva York que atribuye al Ejército francés de Weygand proyectos belicosos en los Balcanes. En Alemania no olvidamos la formación del Ejército de Oriente en Salónica, cuya ofensiva en septiembre de 1918 provocó la separación de Bulgaria de los Imperios Centrales, ni el hecho de que Rumania y Grecia hayan aceptado en la pasada primavera la garantía anglo-francesa.
La Entente Balcánica debe ser en todo momento consciente de quiénes son sus amigos y quiénes sus enemigos, quiénes desea tener cerca y quiénes, tal vez a su pesar, estén demasiado cerca de ella y no le convenga considerarlos su enemigo. Por supuesto que el Reich en todo momento procurará garantizar su seguridad y de ningún modo permitirá que los aliados occidentales abran un segundo frente en el extremo sureste de Europa.
Es lebe Deutschland!
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