Las sociedades británica y francesa, adocenadas por siglos de capitalismo, no están preparadas para la guerra. Hasta el momento actual en que el esfuerzo del Reich se está centrando esencialmente en mermar sus líneas de abastecimiento marítimas los estragos de la guerra no se han hecho notar demasiado. Sin embargo, cuando la guerra las ponga realmente a prueba y exija de ellas esfuerzas será cuando los síntomas de descomposición de las democracias se hagan más evidentes. Los Ministros británicos, conscientes al parecer de esta debilidad, se esfuerzan en la tarea de caldear el entusiasmo popular y de apercibir al pueblo a una guerra dura, cruenta como ninguna otra y, acaso, prolongada como pocas. Hoy le ha tocado la vez al nuevo Ministro de la Guerra, Oliver Stanley, cuyo tono alarmista no ha deferido gran cosa del de todos los discursos oficiales que vienen pronunciando los hombres de estado ingleses.
"Un Estado con cuatro hijos por familia puede permitirse una guerra cada veinte años: dos hijos caen en el campo del honor y los otros dos perpetúan la Patria." Heinrich Himmler.
Alemania es un pueblo bravo, decidido y despiadado, y no hay que hacerse ilusiones de que la victoria se logrará sin lágrimas; no nos equivoquemos, no incurramos en optimismos fáciles, no pueden ocurrir milagros, no puede haber paz por negociación; hay que hacer la guerra hasta e! final, hasta que Alemania sea vencida de tal modo, que ni bajo este o aquel caudillo, ni bajo este o aquel régimen, puedan repetirse los sufrimientos y miserias que nosotros hemos presenciado ya dos veces en nuestra vida. No deseamos nada malo a Alemania ni a los alemanes; no deseamos su destrucción, sino su prosperidad y su colaboración en una Europa pacífica y feliz.
Tal es la nota general y oficial: se quiere despertar a la opinión pública británica —dormida y ahíta, inconsciente todavía de los riesgos que la rodean—, a una realidad terrible, inexorable, a la guerra futura e inminente, en cuyo holocausto se sacrificarán las riquezas y las vidas del país. Quizás por siempre.
Oliver Stanley, nuevo Ministro de la Guerra tras el cese fulminante el pasado enero de su predecesor, el eminente judío Isaac Leslie Hore-Belisha. ¿Antisemitismo inglés?
Nadie puede predecir las sorpresas que se nos reservan, pero podemos decir que nos hallarán fortalecidos y prontos a todos los sacrificios.
La sociedad británica, concienciándose para una guerra dura y prolongada.
La vida inglesa, en tiempo de guerra, ha variado muy poco, en realidad; la gente retoza en los lugares públicos de divertimiento, como si a pocas millas de la costa no ocurrieran diariamente catástrofes en la lucha aérea y marítima; el sistema de racionamiento es tan insensible; que no ha afectado todavía a la población civil y las recaudaciones de impuestos no se dejarán sentir hasta dentro de unos meses. Todo parece normal y alegre; todo, menos las declaraciones alarmistas oficiales y los comentarios periodísticos, algunos de los cuales parecen dar a entender que todo este asunto de la guerra con el Reich estará liquidado en cosa de meses, quizá de semanas. Infelices.
Es lebe Deutschland!
Que poco se imaginan los ingleses de los que les va a caer dentro de muy poquito...
ResponderEliminarUn saludo y buenos días jeje
Saludos, Lucio Cornelio. En efecto, les vaticino un futuro muy negro a los aliados. Para que luego nos quejemos nosotros de crisis y paro.
ResponderEliminarMas que preocuparse por la politica de racionamiento inglesa, Alemania se tuvo que haber enfocado en la suya propia, que no fue tan buena que digamos... En fin, excelente entrada, estoy siguiendo todos tus textos y son muy buenos, es como estar alli, jajaja.
ResponderEliminarGracias por el comentario. En estos momentos de la guerra Alemania vive su etapa dorada. Casi se podría decir que los civiles alemanes continúan su vida de paz.
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