Camaradas,
Por si nos había quedado alguna duda de la perfidia británica, el Secretario de Asuntos Exteriores Lord Halifax ha rechazado hoy la propuesta de paz alemana en una declaración oficial retransmitida a través de la radio inglesa. Sus palabras han sido estas:
El gordo y el flaco: Winston Churchill y Lord Halifax.
Continuaremos esta lucha incluso si nos arrebata todo lo que poseemos. Nadie tiene ninguna duda de que si Hitler tuviera éxito, esto supondría el final de todo lo que hace que la vida merezca la pena ser vivida. No cejaremos la lucha hasta que la libertad para nosotros y para otros quede asegurada.
Muchos de vosotros conoceréis el discurso pronunciado hace tres días por Hitler, en que invitaba a Gran Bretaña a capitular. No quiere haceros peder el tiempo hablándoos de las extorsiones que han producido los acontecimientos desde el comienzo de la guerra. Hitler ha dicho que no tiene intención de destruir el Imperio Británico, pero en su discurso no ha habido nada que sugiera que la paz ha de basarse en la justicia, ninguna palabras que admita que las demás naciones de Europa tengan derecho a decidir sus propios destinos, el principio tantas veces invocado por Hitler a favor de Alemania. Los argumentos del Führer se han basado en la amenaza. Su silencio respecto al porvenir de las naciones, que bajo uno u otro pretexto han sido subyugadas, es muy significativo. Es evidente, a menos que la mayor parte del mundo haya entendido mal su discurso, que el mapa de Europa es el mapa de una Alemania que actúa como dueña. Nuestro criterio, audazmente definido por el presidente de-los Estados Unidos y el general Smuts, es muy diferente en este aspecto del alemán. Nosotros contemplamos a Europa como una libre asociación de Estados independientes, y por esta razón permanecemos impávidos ante las amenazas. Hitler ha dado a entender que se prepara a lanzar todo el peso de la potencia alemana contra el Reino Unido. Quizá se deba esto a que en todos los puntos de Gran Bretaña, en las grandes ciudades y hasta en los pueblos alejados, domina solamente un espíritu: el de una resolución indomable. Nadie duda que si Hitler tuviera éxito en sus planes ello significaría no solamente nuestro fin, sino el de muchos más. Sería el fin de todas esas cosas que hacen que "la vida valga la pena de ser vivida”.
Texto del discurso del Führer del pasado 19 de julio en inglés. Octavilla lanzada sobre Inglaterra para informar al pueblo inglés de la generosa y noble propuesta alemana.
Nos damos cuenta de que la lucha puede costarnos todo, pero precisamente porque las cosas que defendemos son dignas de cualquier sacrificio, sentimos el privilegio de combatir por ellas. .Nunca hemos querido la guerra y nadie desea que continúe un día más de lo necesario; mas no dejaremos de luchar hasta que hayamos asegurado la libertad para nosotros y para los demás. ¿Qué queremos decir al afirmar que combatiremos por la libertad? Queremos decir que hemos de vivir nuestra, propia vida como nos plazca sin que nadie nos vigile. Queremos movernos a nuestro libre albedrío, con una libertad pasada en la conciencia, que no puede entregarse a nadie. En Alemania las gentes han puesto su conciencia en Hitler y se han convertido en máquinas que sólo cumplen órdenes, sin ocuparse de si son justas o injustas. Y ¿cuál ha sido, en efecto, el pensamiento de Hitler? Primero, cuando sube al Poder, se apresura a explicar que sus fines son estrictamente limitados, que sólo se preocupa por el bienestar de Alemania. Ninguna reivindicación tiene que presentar a sus vecinos. Pero su apetito no ha dejado de ir en aumento y hoy ha asumido el papel de protector supremo. Le vemos ya en plan de gobernar por medio de sombras de sí mismo en la Europa central y septentrional. Más al Sur, Mussolini podría ser dueño de un Mediterráneo que no ha conquistado.
La cara de la inconsciencia. Soldado inglés burlándose de la última oportunidad para la paz que le brinda la Providencia.
La fuerza alemana se estrellará contra la defensa de nuestra isla fortaleza. Nuestros soldados, nuestros marinos, nuestros aviadores esperan impacientes el momento de lanzarse a la lucha y devolver golpe por golpe. Estamos preparados para el ataque y seguramente el enemigo no pasará. Por nuestra parte, no decepcionaremos la confianza de los que ansían el combate. Entonces llegará el día del ajuste final de cuentas.
Inglaterra continuará, pues, la guerra, cueste lo que cueste. Los pueblos de la comunidad británica no aceptarán jamás el mando de Hitler ni la victoria alemana, que sería una tragedia sin límites. Ponemos nuestra suerte en la mano de Dios. Nuestra guerra es una cruzada por la Cristiandad.
Dios con nosotros. Hebilla del cinturón del soldado alemán.
No encontramos palabras para describir semejante doblez y perfidia. Nuestra decepción y nuestro dolor son tan grandes, que simplemente nos remitiremos a algunas de las palabras que pronunciara el pasado 19 de julio el Führer en las que hacía referencia al Todopoderoso, a la divina Providencia que cada soldado alemán lleva muy presente en su corazón y en la hebilla de su cinturón y del que Lord Halifax ha querido apropiarse para sus abyectos planes de destrucción. Con ellas querríamos contestarle y concluir esta entrada:
Al mirar atrás sobre los últimos diez meses nos encontramos todos tocados por la gracia de la Providencia, que nos ha permitido tener éxito en nuestro gran trabajo. La Providencia ha bendecido nuestras resoluciones y nos ha guiado en nuestros difíciles caminos. En cuanto a mí mismo, estoy profundamente conmovido, dándome cuenta de que la Providencia me ha llamado para restaurar a mi pueblo su libertad y honor.
Gott mit uns!
Sieg Heil!
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