Camaradas,
Nuestro Führer no es ajeno a la dolorosa situación de las tropas alemanas, alejadas de sus seres queridos durante unas fechas tan señaladas, y no ha dudado en sacrificar sus propias Navidades para poder acompañar a sus soldados y hacerles sentir el calor de un líder sensible que sabe estar con ellos en los momentos difíciles.
En su primera jornada de la visita de tres días al frente occidental el Führer ha recorrido diversos sectores prestando una especial atención a las fortificaciones del territorio francés ocupado por las avanzadas alemanas. El Fúhrer ha escuchado atento las explicaciones de los oficiales al mando y ha realizado a su vez algunas propuestas.
En la carretera que pasa por las alturas de Spichern, que hace algunas semanas estaba ocupado por los franceses, ha franqueado el Führer la frontera francesa por primera vez desde 1918. Después ha visitado una de las posiciones más avanzadas, donde ha permanecido algún tiempo en conversación con los soldados a los que ha obsequiado con regalos de Navidad. Cuando Adolf Hitler ha abandonado este sector hacia las cinco de la tarde, las campanas de la aldea de Spichern –situada en tierra de nadie- han anunciado la Navidad. Al caer la noche, el Führer ha visitado las posiciones del sector de Sarrebück, donde también ha repartido abundantes obsequios entre las tropas. En la oscuridad de la noche se oían los cantos navideños de los soldados.
El Führer se solidariza con sus soldados y les acompaña durante la Navidad, permaneciendo él también lejos de los suyos.
Ya en las altas horas de la noche el Führer ha regresado a su alojamiento. Hitler ha cenado con los soldados en uno de los aeródromos de campaña. Ocho cabos de la Luftwaffe que habían sido ascendidos recientemente a sargentos por el valor demostrado en las pasadas operaciones han sido sentados a la mesa del Führer junto a un sencillo pero emotivo árbol de Navidad.
Es lebe Adolf Hitler!
Fröliche Weinachten!
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