Churchill camina solitario por la ciudad de Londres, convertida en un mar de llamas, y tiene sueños de Nerón.
Camaradas,
Los británicos, y en especial Winston Churchill, con su enfermiza sed de sangre, llevan mucho tiempo ansiando poder causar la máxima destrucción posible sobre una ciudad. Tras la lección magistral que la Luftwaffe les dio en Conventry el mes anterior, el señor Churchill consideró que ya había llegado la hora de que la RAF llevase a cabo su “primer ataque de terror deliberado” copiando la estrategia de “bombardeo de área” ideada por la Luftwaffe.
La nueva política de bombardeo fue ordenada por Churchill el 1 de diciembre, explicada en el Gabinete de Guerra el 12 de Diciembre como una represalia por los bombardeos de Blitz y Southampton y la Operación Abigail aprobada el 13, bajo la condición de no ser sometida a publicidad y mantenida como un experimento.
Finalmente, durante la noche de hoy, la RAF ha ejecutado el bombardeo sobre la ciudad Alemania de Mannheim, en el estado de Baden-Württemberg, y el experimento no ha podido resultar más decepcionante.
Los británicos han reunido una fuerza de 200 bombarderos para el ataque, pero finalmente sólo han podido enviar a 134 aparatos, aún así la mayor fuerza de bombarderos de la RAF que ha atacado un mismo objetivo a la vez en lo que llevamos de guerra. El ataque lo han comenzado 8 Wellingtons que han lanzado bombas incendiarias con el objetivo de iniciar algunos incendios y ayudar a identificar el objetivo al resto de la formación. Este primer bombardeo ha resultado tan poco preciso que los aviones que los han precedido no han podido concentrar el lanzamiento de sus bombas y, finalmente, no más de 102 bombarderos han podido bombardear Mannheim, cayendo la mayoría de sus bombas muy lejos del centro de Mannheim. Los números que han presentado los pilotos de Churchill a su superior han sido los siguientes: cien toneladas de bombas explosivas y 14.000 dispositivos incendiarios arrojados que se han cobrado 34 muertos y 81 heridos. A cambio, la RAF ha perdido una docena de sus bombarderos.
A pesar de lo ridículo de los logros, Churchill se ha sentido complacido y ha dado su aprobación para lanzar en el futuro otras operaciones Abigail.
Gott straffe Engelland!
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