La prensa británica y neutral se está haciendo eco estos días de unos sucesos que están teniendo lugar en Bucarest desde anteayer, día 27 de noviembre. Lo tendencioso de su punto de vista nos obliga a tener que aclarar las cosas desde esta imparcial tribuna.
La nueva Rumanía: uniformes verdes de la Guardia de Hierro entre vestidos rumanos tradicionales.
La noticia cruda y dura es que anteayer, día 27 de noviembre, la Guardia de Hierro inició una, digámoslo así, “revuelta”, durante la cual han sido asaltadas varias cárceles de Bucarest y ejecutados sumariamente 64 prisioneros políticos, entre ellos Argesheanu, Madgearu, el antiguo Ministro de Finanzas y Marinescu, el famoso neurólogo, así como el jefe del Servicio Secreto, Morozow y Stefanescu, el antiguo jefe de policía. Muchas otras personalidades notables han sido arrestadas, incluido Ion Gigurtu, anterior Primer Ministro.
Los cuerpos de Codreanu y otros mártires de la Guardia de Hierro han sido exhumados con gran pompa y ceremonia.
La prensa extranjera habla de anarquía, de estado de emergencia y de caos en una Bucarest sometida a la purga de venganza sangrienta por parte de la Guardia de Hierro. Lo que no dice es que Argesheanu es el hombre que ordenó la muerte de multitud de legionarios inocentes después de la muerte de Corneliu Zelea Codreanu en septiembre de 1939 ni que Marinescu, con su cómplice Morozow, fue quien controlaba el servicio de espionaje del rey Carol que tramó las ejecuciones sumarias ni que entre los sesenta y cuatro prisioneros políticos se encuentran los directos responsables de la ejecución a sangre fría de Codreanu y otros miembros de la Guardia de Hierro en septiembre de 1939, entre ellos un general y dos comandantes que ordenaron y supervisaron el fusilamiento de Codreanu así como los catorce policías que empuñaron los fusiles que dieron muerte al líder de la Guardia de Hierro. Todas las ejecuciones se han llevado a cabo ante la tumba abierta del mártir de la Guardia de Hierro, Codreanu, quien ha sido ceremoniosamente retirado de la trinchera donde fue enterrado para ser inhumado de nuevo en una iglesia ortodoxa.
El Conducator Antonescu junto a Horia Sima atraviesan las calles de Bucarest. Ambos visten el uniforme verde de la Guardia de Hierro.
De este modo, mientras la prensa extranjera clama al cielo, el orden vuelve a reinar en Bucarest. Los cabecillas de la revuelta, tras informar de las ejecuciones al General Antonescu y recibir una llamada al orden por parte de su líder, Horia Sima, se han rendido.
Es lebe Romanien!
Es lebe Corneliu Zelea Codreanu!
No hay comentarios:
Publicar un comentario