Camaradas,
Y en este día plagado de discursos y acontecimientos políticos, hay uno que no podía faltar:
En efecto, el Primer Ministro británico Winston Churchill ha pronunciado otra de sus peroratas en la Casa de los Comunes que ha sido después retransmitida por radio a toda la nación. El Primer Ministro ha afrontado sin rodeos el hecho de que Gran Bretaña deberá luchar sola a partir de ahora, tal vez una de las pocas verdades que ha sabido decir. Lo más destacable de su discurso se resume en los siguientes párrafos:
En efecto, el Primer Ministro británico Winston Churchill ha pronunciado otra de sus peroratas en la Casa de los Comunes que ha sido después retransmitida por radio a toda la nación. El Primer Ministro ha afrontado sin rodeos el hecho de que Gran Bretaña deberá luchar sola a partir de ahora, tal vez una de las pocas verdades que ha sabido decir. Lo más destacable de su discurso se resume en los siguientes párrafos:
Lo que el General Weygand ha denominado la Batalla de Francia ha terminado. Espero que la Batalla de Inglaterra esté a punto de comenzar. De esta batalla depende la supervivencia de la civilización cristiana. De ella depende nuestra propia vida británica y la supervivencia de nuestras instituciones y nuestro Imperio. Toda la furia y el poder del enemigo se cernirá muy pronto sobre nosotros. Hitler sabe que tendrá que derrotarnos en esta isla o perder la guerra. Si podemos aguantarle, toda Europa será liberada y la vida del mundo podrá salir adelante hacia tierras anchas y luminosas.
Pero si fracasamos, entonces el mundo entero, incluidos los Estados Unidos, incluido todo lo que hemos conocido y por lo que nos hemos preocupado, se hundirá en el abismo de una nueva edad oscura a la que las luces de una ciencia pervertida harán siniestra y extensa. Hagamos por tanto nuestro deber y conciencémonos de que si el Imperio Británico y su Commonwealth permanecen durante mil años, los hombres todavía dirán: Esta fue su hora más delicada.
No lo juzgamos por sus mentiras ni por sus insultos. Sabemos que Winston Churchill es ahora un perro rabioso que rezuma furia por todos sus poros. Lo que quizás no sepa él es que, además de furioso, dentro de poco estará además derrotado.
Es lebe Nationalsozialismus!
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