Camaradas,
El Führer ha llegado al emplazamiento histórico del Bosque de Compiègne. El humillante monumento recordatorio de los días fatídicos de 1918 todavía está ahí con la inscripción: “Aquí, el 11 de noviembre de 1918, el orgullo criminal del Imperio Alemán fue derrotado, extinguido por los pueblos libres que pretendía esclavizar.”
El lugar donde Francia se jactó de su traición al Reich en 1918, escenario del armisticio de 1940.
Otro monumento representando un águila sin vida como símbolo de la derrotada Alemania de 1918, ha sido cuidadosamente camuflado detrás de una bandera con la esvástica del Tercer Reich.
Saliendo de su coche junto con Göring, Raeder, Brauchitsch, Keitel, Ribbentrop y Hess, el Führer ha contemplado brevemente el primer monumento y el claro circular en el que se ha emplazado el famoso vagón.
El Führer y la comitiva alemana pasan por delante del documento del águila, cuidadosamente oculta detrás de la bandera alemana.
Juntos, los hombres han entrado en el vagón y tomado asiento. La delegación francesa, formada por el General Huntziger, miembro del Consejo de Guerra Supremo francés, el General de la Fuerza Aérea Bergeret French War Council; el Vicealmirante LeLuc y el Embajador Noel ha hecho acto de presencia a continuación. A medida que los delegados franceses han ido entrando, la comitiva alemana se ha levantado para saludarles con un silencioso movimiento de cabeza. De nuevo en silencio, los caballeros se han sentado. Entonces Keitel ha tomado la palabra y leído el preámbulo a las condiciones del Führer para un armisticio.
Keitel lee a la delegación francesa el preámbulo a las condiciones del armisticio.
Confiando en las afirmaciones enviadas al Reich alemán por el Presidente norteamericano Wilson y refrendadas por las potencias aliadas, el Ejército alemán depuso sus armas en noviembre de 1918. A consecuencia de ello la guerra llegó a un final que ni el pueblo alemán ni su Gobierno habían deseado – una guerra en la que, a pesar de una superioridad numérica apabullante, sus enemigos no habían conseguido derrotar decisivamente al Ejército alemán, marina y fuerzas aéreas.
Con la misma llegada de la delegación de armisticio alemana comenzó el incumplimiento de la promesa dada solemnemente. También, el 11 de noviembre de 1918, comenzó una época de padecimientos para el pueblo alemán. De ahí en adelante, todo lo que podía hacerse a un pueblo en términos de degradación y humillación, de sufrimiento humano y material, fue hecho. Las promesas rotas y el perjurio alzaron sus grotescas cabezas contra un pueblo que después de cuatro años de resistencia heroica había sucumbido a una sola debilidad: creer en las promesas de los hombres de estado democráticos.
Fotografía histórica tomada en el mismo lugar del armisticio de 1918. En primer plano, el mariscal Foch.
El 3 de septiembre de 1939 –veinticinco años después del comienzo de la Guerra Mundial- Gran Bretaña y Francia una vez más declararon la guerra sobre Alemania sin motivo. Ahora las armas han decidido. Francia ha sido derrotada. El Gobierno francés ha pedido al gobierno del Reich que le presente los términos para un armisticio.
Cuando se eligió el histórico bosque de Compiègne para la presentación de estos términos, se pretendió hacerlo de modo que este acto de justicia borrara de una vez por todas un recuerdo infausto que no añade ninguna página de gloria a la Historia de Francia y que el pueblo alemán siente como la mayor desgracia de todos los tiempos. Francia, a pesar de heroica resistencia, ha sido derrotada en una serie de batallas sangrientas y ha sucumbido. Alemania no pretende, con un adversario tan valeroso, llevar con desdén las negociaciones de armisticio.
El objetivo de las exigencias alemanas son:
1. Evitar que los combates puedan ser reanudados.
2. Proporcionar a Alemania la seguridad necesaria para la continuación de la guerra que se le ha impuesto contra Gran Bretaña, así como
3. Asentar los prerrequisitos de una nueva paz, cuya característica esencial será la expiación de la injusticia que se impuso al Reich alemán.
El Führer charla con los altos oficiales de la Wehrmacht al bajar del vagón.
Después de la lectura que se ha prolongado durante aproximadamente diez minutos, el Führer y sus acompañantes han abandonado el vagón. Sólo Keitel ha quedado atrás para explicar más a fondo los puntos del acuerdo de armisticio. Fuera, el Führer ha pasado revista a la guardia de honor, mientras una orquesta tocaba los himnos Deutschlandlied y Horst-Wessel-Lied. Después, el Führer se ha marchado.
El acto de hoy ha borrado definitivamente la injusticia perpetrada contra el honor militar alemán. La dignidad del comportamiento hacia un adversario derrotado honorablemente en los campos de batalla se ha alzado en chocante contraste con el odio eterno mostrado en los monumentos erigidos en este lugar con los que el revanchismo francés menospreció al invicto Ejército alemán.
Por ello, el Führer ha emitido la siguiente orden al regresar a sus Cuarteles Generales:
1. El vagón histórico, la piedra memorial y el monumento que conmemoran el triunfo francés, serán traídos a Berlín.
2. Las vías y piedras de ambos trenes serán destruidas.
3. El monumento dedicado al Mariscal Foch se mantendrá en su sitio.
Sieg Heil, Viktoria!
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