Camaradas,
La 148ª Brigada británica, integrante de la Sickleforce y comandada por el Mayor General Harold de Riemer Morgan, fue desembarcada ayer en Åndalsnes. Tras reorganizarse en tierra, la fuerza británica ha viajado hoy por ferrocarril desde Åndalsnes hasta la localidad de Dombås, donde todavía resisten tenazmente nuestros Fallschirmjäger, con la intención de girar a continuación al norte hacia Trondheim.
La Brigada británica, recién desembarcada.
Sin embargo, el General noruego Otto Ruge se ha encontrado con sus camaradas británicos en Dombås y les ha informado de que las fuerzas noruegas no van a ser capaces de contener las fuerzas alemanas que ascienden los valles desde Oslo durante mucho más tiempo. “Mis hombres están casi exhaustos”. El General noruego aguardaba la llegada de la fuerza inglesa con ansiedad y ha suplicado a los británicos que acudan en su ayuda, advirtiéndoles que a menos que los británicos se apresurasen a enviarles tropas, las posiciones noruegas en el sur corren el inminente riesgo de colapso.
Los refuerzos alemanes continúan llegando a Oslo.
Pero al parecer, los británicos no tienen demasiadas ganas de prestar auxilio a sus aliados noruegos. El General Ruge olvida que el Reino Unido no está en Noruega para ayudar a los noruegos, sino para atacar a Alemania y ver lo que puede sacar en su provecho. No obstante, la información proporcionada por el General Ruge modifica el plan original de los británicos, quienes en seguida se dan cuenta de que si mientras la Sickelforce avanza hacia el norte las posiciones noruegas del sur caen, los alemanes estarán en disposición de cortar su ruta de suministros que discurre desde Åndalsnes a Dombås. En esas condiciones, con los británicos adentrándose en un terreno desconocido a medio camino entre la guarnición alemana de Trondheim y las puntas de lanza de las tropas alemanas en avance desde Oslo, su posición no sería precisamente halagüeña. A diferencia de los alemanes, que están dispuestos al riesgo y al sacrificio (como lo atestiguan los Fallschirmjäger de Dombås y los destructores de Narvik) si el objetivo realmente lo merece, parece que los británicos prefieren caminar sobre seguro, de tal modo que a la vista de los riesgos Morgan ha decidido dirigir sus tropas hacia Lillehammer en el sur, una ruta de ochenta kilómetros que cree más tranquila pero al final de la cual el General Richard Pellengahr con sus chicos de la 196 División de Infantería se dirigen a su encuentro con los brazos abiertos.
Y así termina la triste historia de la Operación Martillo británica contra Trondheim. Un ambicioso proyecto frustrado por la cobardía.
Es lebe Deutschland!
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