El Führer ha pronunciado, a las ocho, un discurso en esta ciudad, durante la ceremonia celebrada con motivo del vigésimo aniversario de la fundación del Programa del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores. Ha hablado desde el mismo lugar donde hablara a sus primeros partidarios hace veinte años, la Cervecería Hofbräuhaus de Munich. Primeramente, el gauleiter Wagner ha dirigido un saludo a los viejos camaradas de los primeros tiempos, llegados expresamente para el acto desde las fortificaciones del oeste, vestidos de uniforme. Después ha expresado la alegría de todos al ver al Führer en tan buen estado de salud y tan contento.
El Führer durante el discurso.
No nos vencieron, nos embaucaron.
Al comenzar su alocución ha recordado el Führer la fundación del Partido, la humillación de la postguerra y los catorce puntos de Wilson. No nos vencieron. El pueblo alemán fue embaucado por su confianza en la posibilidad de un nuevo orden en el mundo.
Comprendí entonces que al antiguo Estado debía sucederle un Estado popular. Obligado por los belicistas dispuse nuestro rearme en proporciones desconocidas en la Historia. Ha sido efectuada una obra de reconstrucción de proporciones gigantescas, incomparablemente mayor y más importante que toda la labor de los hombres de Estado de las llamadas democracias. Hombres que gobiernan la mayor parte del globo terrestre no son ni siquiera capaces de combatir el paro forzoso en su propio país y, a pesar de ello, hablan de la "reconstrucción de Europa". La lucha por mí emprendida ha sido una lucha contra el espíritu y los principios del Tratado de Versalles.
Hace 20 años en este mismo lugar el Führer expuso los 25 puntos de lo que sería el programa del NSDAP.
Lucha contra la plutocracia.
Nos hemos opuesto, desde el principio, a la concepción según la cual, debe haber en el mundo dos grupos de Estados: uno que no posee nada y otro que tiene todo en su poder. Esta idea capitalista y plutócrata está condenada a perecer. Las peticiones alemanas fueron en extremo modestas, refiriéndose, en primer lugar, a la seguridad del espacio vital, espacio, que los alemanes no permitiremos nos sea regateado ni disminuido. En lo que a esto afecta, Alemania no permitirá ni admitirá ninguna amenaza ni ninguna combinación política dirigidas contra ella. Alemania reivindicó también la devolución de sus antiguas colonias. Hay una cosa sobre la cual no he dejado nunca duda: el que yo estaba animado a la decisión inquebrantable de liberar a Alemania. De la misma manera que he luchado durante trece años en el interior por la libertad de mi pueblo, lucho hoy por ella en el exterior. Mis adversarios y yo procedemos de dos mundos opuestos.
Alemania es invencible.
El Führer ha hecho destacar después que el Reich puede resistir a todos los bloqueos y declara que la situación internacional ha cambiado sensiblemente desde 1918. Ha recordado la amistad germano-italiana, que no se basa únicamente en la afinidad de los dos regímenes, sino también en la amistad de los dos hombres dirigentes y en el hecho de que los dos pueblos se necesitan mutuamente. El Führer menciona después el cambio producido en las relaciones germano-rusas. La esperanza de nuestros adversarios de desencadenar una nueva guerra entre Rusia y Alemania no se ha realizado. Hemos hecho un bien a nuestros pueblos al concertar este acuerdo.
Con motivo del vigésimo aniversario de la fundación del Programa del Partido, ha sido colocada una placa de bronce detrás del podio de oradores.
Nosotros no nos dejamos engañar por Londres. El Japón no se encuentra tampoco del lado de los adversarios del Reich, sino que está unido a nosotros por una estrecha amistad. He aquí, pues, tres Estados poderosos que observan con relación al Reich una neutralidad benévola. Otro síntoma de nuestra fuerza es el Ejército alemán, mucho mejor dirigido y equipado que en 1914. Durante largos años se han puesto las bases para la autarquía alemana y hoy el Reich es invulnerable al bloqueo. Alemania es invencible tanto económica como militarmente.
Lucha hasta el fin.
Es intolerable que se ordene al pueblo alemán, a intervalos regulares, lo que tiene que hacer, con la amenaza de cortarle sus recursos en caso contrario. El régimen que intente hacer esto con Alemania será aplastado. Estamos resueltos a proseguir esta lucha hasta que este terror sea vencido. Alemania ha derrotado en el interior a las hienas de la finanza y no admitirá que quieran hacerle la vida insostenible desde el exterior. El pueblo alemán tiene el mismo derecho a la vida que cualquier otra nación.
Pintura del propio Adolf Hitler retratando el Hofbräuhaus.
Las últimas palabras del Führer han estado marcadas por la confianza absoluta en la Providencia. La bendición de la Providencia ha recaído hasta, ahora visiblemente en el que trabaja, pues sin esta bendición divina no habría sido posible realizar las grandes obras que han señalado la reconstrucción de Alemania.
También resolveremos las tareas futuras. Se trata de asegurar la libertad y el espacio vital de nuestro pueblo. Tenemos que vencer, y venceremos. Incluso si el mundo estuviera, lleno de demonios los venceríamos.
Es lebe Adolf Hitler!
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