Camaradas,
Por lo general, el hundimiento de un simple destructor británico no debería justificar por sí mismo la inclusión de una entrada en este diario en el que tan sólo aquellos sucesos más relevantes son dignos de figurar.
Sin embargo, la trágica historia del destructor HMS Exmouth, ejemplo de la crueldad y cobardía con que nuestros enemigos han emprendido esta guerra, nos ha llevado a hacer una excepción.
El destructor de clase E HMS Exmouth, líder de flotilla.
Durante las primeras horas del día de hoy, a pocas millas de la costa norte de Gran Bretaña se encontraba navegando el destructor HMS Exmouth, llevando a cabo labores de escolta de un buque mercante, el Cyprian Prince, en su ruta desde Aberdeen a Scapa Flow cuando fue avistado por nuestro submarino U-22, comandado por el Kapitänleutnant Karl-Heinrich Jenisch. La luz del puente de Exmouth aún estaba a la vista del Cyprian Prince a las 4:44 de la mañana, cuando el Oficial Jefe de guardia Albert Thomas Clark del Cyprian Prince escuchó dos explosiones seguidas. La segunda detonación fue tan alta que le quedó claro que el Exmouth había sido atacado y sufrido una explosión devastadora.
Esperando encontrar supervivientes, el Cyprian Prince detuvo sus motores para iniciar la búsqueda. Se oyeron voces y se vieron luces en el agua. El capitán del Cyprian Prince había ordenado a sus hombres que se situasen junto a los botes, preparados para recoger a los supervivientes. Sin embargo, finalmente decidió que detenerse con buena visibilidad entrañaba demasiados riesgos para su propio barco. De ese modo, a las 4:56 de la mañana, ordenó avanzar a toda máquina y fue a puerto, abandonando en el agua a una muerte segura a los 189 marineros del HMS Exmouth, entre los cuales figuraba Joe O’Brien, un atleta que había ganado 200 medallas de natación.
Placa conmemorativa de las víctimas del HMS Exmouth.
El abandono de camaradas es probablemente una de las acciones más deleznables, junto con la deserción, que pueden cometerse en una guerra. La humanidad de nuestra flota submarina es sobradamente conocida por las marinas de todo el mundo, y suele ser muy habitual que nuestros u-boot presten ayuda a sus víctimas, proporcionándoles suministros, agua y direcciones para llegar a la costa más próxima. Además, un mercante insignificante como el Cyprian Price bien podía haberse arriesgado en salvar a 200 buenos marineros aun a costa de perder su propia carga en un nuevo ataque. En términos puramente militares, más valen 200 manos expertas que unas pocas toneladas de materias primas.
En cualquier caso, un nuevo éxito para nuestra flota submarina. Como ve, tenía usted razón, señor Churchill, los u-boot ya no son lo que eran, ¡son todavía mejores!
Es lebe unsere Unterseeboote!
Bien, otro éxito de la Kriegsmarine.
ResponderEliminarUn saludo y buen finde!
He encontrado una página que creo te será de mucha utilidad: http://www.naval-history.net/xDKWW2-4001-10JAN02.htm
ResponderEliminarContiene datos detallados de la guerra naval hasta marzo de 1942, además de datos de construcciones, flotas, etc.
Muchas gracias y saludos.