Camaradas,
El hundimiento del HMS Hood, buque insignia de la Royal Navy, ha sido un acontecimiento verdaderamente traumático para la nación inglesa: el navío de guerra más grande de su Marina (y del mundo hasta ese momento), elemento representativo de su poderío global y que, máxime, en los años veinte realizara una vuelta al mundo titulada “Empire Cruise”, ha sido destruido con despreciativa facilidad en unos diez minutos de combate sin haberle acertado a sus enemigos ni una sola vez. Mil cuatrocientos hombres en el Hood más catorce en el HMS Prince of Wales (PoW) han perdido la vida mientras que los alemanes no han experimentado ni una sola baja, a pesar de los impactos sufridos por el Bismarck a manos del PoW.
En esta fotografía es el Bismarck el que navega rezagado. El Prinz Eugen, en vanguardia, se dispone a separarse del Bismarck y romper el contacto con sus perseguidores gracias a una hábil maniobra del acorazado alemán. Se trata de la última fotografía obtenida desde el propio Bismarck.
El Primer Ministro Británico Sir Winston Churchill, al conocer la terrible noticia, y seguramente antes de sumergirse en un nuevo baño de alcohol con el que olvidar sus penas, ha ordenado personalmente la destrucción del Bismarck como una cuestión de prioridad nacional. De hecho, Churchill no sólo ha autorizado sino que incluso ha exigido que todo recurso aeronaval en el Atlántico tenga como único objetivo el cazar y destruir al odiado enemigo. La Home Fleet se ha desplazado de inmediato para emboscar al Bismarck al tiempo que los británicos han tomado una medida única en la historia naval: retirar las escoltas armadas de los convoys para que se sumen a la acción, entre ellos el acorazado HMS Rodney.
Las opciones del Bismarck justo después de la batalla de ayer. Si hubiese regresado de vuelta a Noruega de inmediato, seguramente no se habría visto en el brete en que los británicos lo han metido ahora.
El Bismarck navega con la proa ligeramente hundida debido a las 2.000 toneladas de agua que ha embarcado.
Después de la batalla el almirante Günther Lütjens ha sido informado de que, debido a los proyectiles encajados durante el combate contra el HMS Prince of Wales, unas dos mil toneladas de agua de mar se han alojado en el interior de la proa del Bismarck. El daño en sí no es demasiado grave para un buque que cuenta con más de 50.000 toneladas, pero sí que ha provocado que una gran cantidad de combustible no pueda ser empleada. La decisión de Lütjens de no hacer repostar al Bismarck en Noruega se revela ahora en un desacierto y su idea de continuar con su misión inmediatamente después de batalla queda frustrada tan sólo un par de horas más tarde. Su propósito, a partir de este momento, queda centrado en la manera de regresar a puerto amigo lo antes posible mientras el Prinz Eugen continúa adelante con el objetivo original de la Operación Rheinübung de atacar el tráfico mercante británico. Sin embargo, con los cruceros HMS Norfolk y HMS Suffolk y el averiado acorazado HMS Prince of Wales siguiéndole de cerca, la tarea de Lütjens encierra no pocas dificultades. Además, mientras estos navíos se afanan en perseguir a los alemanes, las fuerzas del almirante Tovey comienzan a converger sobre ellos.
La situación en el momento en que el Bismarck vira para enfrentarse a sus perseguidores y permitir al Prinz Eugen escaparse.
A las 18:15 de la fatídica jornada de ayer. el Bismarck giró en medio de un chubasco para entrar en acción contra sus perseguidores, cosa que consigue hacer durante unos breves instantes para retornar poco tiempo después sobre sus pasos. Los buques británicos se dispersaron como conejos asustados ante la presencia de un galgo temiendo que los alcanzara el mismo destino del defenestrado Hood. De hecho, el Almirantazgo Británico ha prohibido expresamente que el Bismarck sea atacado por sólo un buque capital a la vez; pudiendo hacerlo sólo en condiciones de superioridad numérica. Sin embargo la maniobra del Bismarck tenía otro objetivo, y en medio de la confusión originada el Prinz Eugen abandonó la formación y escapó con rumbo al sur para reabastecerse y proseguir la misión en el Atlántico. Cuando los británicos recobraron sus posiciones se dieron cuenta de que han perdido al crucero pesado alemán aunque se contentaron con seguir el rastro del Bismarck. La idea de Lütjens no es otra que llegar cuanto antes al puerto de Saint-Nazaire, en la Francia Ocupada, y hacerlo por la vía directa, pues no cuenta con suficiente combustible para realizar maniobra evasiva de ningún tipo.
Escuadrón de aviones torpederos Swordfish sobre la cubierta del HMS Victorious antes de su despegue.
El Bismarck fotografiado desde un Swordfish.
Despliegue de fuerzas durante el ataque aéreo contra el Bismarck efectuado por los aviones del HMS Victorious.
Poco antes de medianoche de ayer a hoy, ocho torpederos Swordfish procedentes del portaviones británico HMS Victorious encontraron al acorazado alemán y lo atacaron sin lograr causarle ningún daño importante. Un único torpedo se estrelló contra su poderoso cinturón central no consiguiendo sino levantarle la capa de pintura bien, matar al marinero Kurt Kirchberg (la primera baja del acorazado alemán) y herir a seis hombres. Para Lütjens resulta ya evidente que los ingleses no van a permitirle regresar pacíficamente a puerto. En ese momento, el Almirante alemán decide efectuar una astuta maniobra.
Una instantánea del momento en que el Bismarck encaja el torpedo cuyo blindaje absorbe sin incidencias.
Resulta que los perseguidores del Bismarck, el Norfolk, Suffolk y PoW, lo acechan desde el cuarto de babor, así que su banda de estribor se encuentra relativamente carente de vigilancia. A esto se suma el hecho de que los ingleses han asumido una maniobra de zig-zag por temor a caer en una trampa de los submarinos alemanes. Por tanto, a las 3 de la madrugada del 25 de mayo, Lütjens ordena que el Bismarck aumente su velocidad a 27 nudos y ejecute un giro a estribor describiendo una espiral que culmina estableciendo un rumbo de 130 grados hacia el sudeste. Mientras tanto, los ingleses continúan navegando en zig-zag hacia el sur. El Bismarck ha logrado librarse de los ingleses y, durante varias horas, para histeria del Almirantazgo Británico, nadie ha tenido noticias del audaz navío alemán. La flota británica se dispersa por todas las rutas posibles tratando de localizarlo.
La hábil maniobra con la que el Bismarck elude a sus perseguidores.
No obstante, a bordo del Bismarck nadie parece haberse cuenta de que el contacto había sido roto, y a las 07:00 horas de hoy Lütjens manda el siguiente mensaje al Alto Mando de la Kriegsmarine: "Un acorazado y dos cruceros pesados mantienen contacto". Sobre las 09:00 Lütjens envía otro mensaje al Alto Mando bastante largo en el que informa de toda la situación. Ambos mensajes no llegan al Alto Mando hasta después de las 0900 y, antes de recibir los mensajes de Lütjens, el Alto Mando ya le había enviado a las 08:46 un mensaje advirtiéndole de que el enemigo ha perdido contacto. Así que, después de recibirlo, en el Bismarck se mantiene el silencio radiofónico, aunque de poco ha servido pues los británicos ya han logrado interceptar sus anteriores emisiones y calculado su posición aproximada.
La tripulación del Bismarck forma en cubierta durante la ceremonia de puesta en servicio del acorazado, en agosto de 1940.
A las 11:25, el Almirante Lütjens que, casualmente, celebra hoy su onomástica, ha recibido un mensaje personal del Gran Almirante Erich Raeder: "Calurosa felicitación en el día de su cumpleaños. Tras el último gran hecho de armas, que su nuevo año le traiga muchos más éxitos como ése. Comandante en jefe de la Kriegsmarine". Poco después Lütjens se ha dirigido a la dotación del Bismarck con las siguientes palabras:
¡Marinos del acorazado Bismarck! ¡Os habéis cubierto de gloria! El hundimiento del crucero de combate Hood no sólo tiene valor militar, sino psicológico, ya que era el orgullo de Inglaterra.... El pueblo alemán está con vosotros, y lucharemos hasta que los cañones se pongan al rojo vivo y la última granada haya abandonado sus bocas. ¡Para nosotros, marinos, la cuestión es vencer o morir!
El puerto de Saint Nazaire, en Francia. En la parte superior puede observarse el gran dique seco "Normandie", el destino del Bismarck.
A las 16:25 ha llegado un escueto mensaje personal del Führer: "Mis mejores deseos en su cumpleaños. Adolf Hitler". Esa misma tarde, varios miembros de la dotación dirigidos por el jefe de máquinas, comandante Walter Lehmann, han comenzado a construir una chimenea postiza para que en el caso de que sean nuevamente descubiertos, puedan confundir al enemigo. Durante la noche del 25 al 26 de mayo, el Bismarck ha mantenido su rumbo y no ha habido ninguna novedad a bordo.
Es lebe die Panzerschiff Bismarck!
Sieg Heil!
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