Camaradas,
Sus Reales Majestades el Rey Jorge VI y la Reina Isabel han llegado a las 10:30 de la mañana a la estación de tren de Plymouth a bordo del Tren real. Lady Astor, Vizcondesa de Astor y la primera mujer en tener una silla en la Cámara de los Comunes, y toda una comitiva de altos funcionarios y oficiales les ha recibido en la propia estación. A continuación, Sus Majestades han visitado los cuarteles locales de la Royal Navy y de los Marines Reales, el Muelle Real y Su Majestad la Reina ha visitado incluso a los heridos y enfermos ingresados en el Hospital Naval antes de tomar el té con Lady Astor. Después de una visita al YMCA de Plymouth, han vuelto a subirse al Tren Real, abandonando la ciudad a las 17:45.
Sus virtuosas Majestades saludan a trabajadoras de la base naval de Plymouth. Para muchas de ellas, ésta será la última noche de sus vidas.
La Luftwaffe no ha querido ser menos que Sus Reales Majestades y ha aprovechado la notoriedad que la excursión de siete horas de los Monarcas británicos ha dispensado a Plymouth para efectuar su propia visita a la hermosa ciudad portuaria del suroeste de Inglaterra, no sea que durante algunos momentos se les haya olvidado a sus habitantes que residen en una isla derrotada.
Justo después de las 20:30, las alarmas de alerta aérea han resonado en todo Plymouth. Nueve minutos después ha llegado un grupo de bombarderos Heinkel He 111 que han dejado caer su carga mientras sobrevolaban la ciudad a una altura entre 9.900 y 11.500 pies. Entre las bombas arrojadas han dejado un “regalito” en forma de 34 bombas de alto explosivo de acción retardada, muchas de las cuales estarán horas o días después, sorprendiendo a los confiados transeúntes o a los equipos de desactivación.
“No hay escapatoria para aquellos que han quedado atrapados en este ataque aéreo, no hay forma de salir de ahí, quizás lo peor de todo es que no hay tampoco forma alguna de vengarse.” Testimonio de un superviviente.
A las 20:41, con algunos minutos de retraso, ha llegado la fuerza exploradora (pathfinder) que debería haber abierto el bombardeo. Desde 19.000 pies ha lanzado una lluvia de bengalas seguida por 12.500 artefactos incendiarios y bombas explosivas. El centro de Plymouth ha comenzado a arder como un infierno rugiente, dejando expedito el camino al resto de la fuerza de bombarderos.
Tan pronto como la fuerza exploradora ha dado la vuelta para regresar a sus aeródromos en Francia, otros dos escuadrones de la Luftwaffe han llegado a Plymouth con las bodegas repletas de bombas. De un extremo a otro, Plymouth no ha tardado en convertirse en una pira ardiente. Entre el maremágnum de dispositivos incendiarios y bombas explosivas de todos los calibres, la Luftwaffe también ha lanzado 17 bombas revientamanzanas (blockbuster), con un peso de un tonelada cada una, que han barrido literalmente y como su propio nombre indica, bloques enteros de edificios. Por si no fuera suficiente con el infierno que está lloviendo ya sobre la ciudad, un escuadrón de bombarderos que pretendía bombardear la Fábrica Aeronáutica Westland en Yeovil ha sido desviado hacia Plymouth al no poder encontrar su objetivo original debido al mal tiempo. Ni un solo avión de la RAF ha despegado para intentar detener a nuestros bombarderos.
Los bomberos de Plymouth intentan con desesperación apagar los incendios de la Calle Old Town, justo arriba de los Almacenes Spooners.
Pronto se han dado cuenta los ingleses de que la brigada de incendios de Plymouth no bastaría para abarcar los daños y los incendios que ha desencadenado el ataque aéreo. A las 20:55 han sido activadas la primera y segunda fases del Sistema Regional de Refuerzo y para las 23:00 de la noche se han traído bombas de agua adicionales desde todas las ciudades del suroeste de Inglaterra, desde Yeovil hasta Exeter. Entre las 21:20 y las 23:47, 21 bombas de agua de varias instalaciones navales y militares de la zona también han quedado a disposición del servicio de incendios.
Los locales de los Grandes Almacenes Messrs Spooners, justo al otro lado de la Iglesia St Andrew, han sido los primeros en caer en las garras de la devastación. Pronto, los números 1 al 13 de la Calle Bedford han quedado envueltos en llamas, que a después se han extendido a las Oficinas Municipales, al Guidhall y a la Oficina Postal General en la Calle Westwell. Las calles Union, The Octagon, Stonehouse y Millbay, situadas en pleno corazón de la ciudad, también han quedado arrasadas.
Con la parte más alta de la Cruz de St Andrew en primer plano, así es como ha quedado la escena en la Esquina de los Almacenes Spooners a la mañana siguiente. Spooners queda a la derecha. La Calle Old Town en el centro y la Calle Whimpie a la derecha.
El ataque aéreo ha durado hasta las 00:20 del 21 de marzo, no pudiéndose distinguir en ese momento un solo edificio dentro del mar de llamas en que se ha convertido el centro de Plymouth. Cuando el resto de las brigadas de incendios han llegado desde otras partes de Inglaterra –siendo guiadas tan sólo por el resplandor anaranjado en el cielo de la noche que indicaba la situación de Plymouth- se han encontrado con que sus equipos no son compatibles con los que se emplea en la ciudad. Todo un éxito del Sistema Regional de Refuerzo. Impotentes, los bomberos han tenido que dejado que los incendios ardan hasta los cimientos.
La buena noticia para los habitantes de Plymouth es que el ataque aéreo de esta noche ya ha terminado. La mala noticia es que el Blitz de Plymouth no ha hecho sino comenzar. Esta noche, la Luftwaffe tiene otra cita con ellos. Y mañana. Y la semana que viene.
Bomben auf Engelland!
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