sábado, 4 de septiembre de 2010

Discurso del millón de kilos de bombas - 04/09/1940.

Camaradas,

Un día hoy de intensa actividad política. En primer lugar, el Führer ha recibido en su estudio en la Nueva Cancillería del Reich, en presencia del Reichsmarschall Hermann Göring, a los Generalfeldmarschalls de la Luftwaffe Erhard Milch, Hugo Sperrle y Albert Kesserling, quienes no pudieron estar presentes en la ceremonia del pasado 18 de agosto debido a los combates de la Batalla de Inglaterra, y les ha hecho entrega de los bastones de mariscal símbolo del rango militar al que el Führer los ascendió el pasado 19 de julio ante el Reichstag. En un breve discurso, ha reconocido los servicios prestados por los Mariscales de Campo y ha realizado una exposición acerca de los deberes hacia el Pueblo y el Reich que supone el mariscalato.

El Führer con los Mariscales de la Luftwaffe.  De izquierda a derecha: Generalfeldmarschall Erhard Milch, Generalfeldmarschall Hugo Speerle, Führer Adolf Hitler, Reichsmarschall Hermann Göring y Generalfeldmarschall Albert Kesserling.

 Igualmente, el Führer ha emitido el siguiente decreto acerca de la Campaña de Ayuda Invernal, el Winterhilfswerk:

Por octava vez, hago un llamamiento al pueblo alemán para que realice su aportación voluntaria a la Campaña de Ayuda Social de Invierno Winterhilfswerk. Esta gran institución social es una expresión tangible de la consciencia de pueblo de nuestro Reich. Ojalá todos nuestros compatriotas en casa sean conscientes de lo pequeña que es su contribución a la luz de los sacrificios que nuestros soldados han hecho en el frente y tendrán que seguir haciendo hasta que concluya con éxito su tarea de asegurar la libertad y futuro de nuestro pueblo. Mediante su comportamiento y su espíritu de sacrificio, la patria ha demostrado en el pasado año de guerra que es merecedora de los sacrificios de sus hijos. Estoy convencido de que cumplirá su deber una vez más en el esfuerzo de Kriegswinterhilfswerk de 1940-1941 para reforzar más aún a nuestro pueblo la consciencia de los lazos inextricables de su comunidad social.

Berlín, 4 de septiembre de 1940. Adolf Hitler.

Un pueblo que se ayuda a sí mismo.  La Winterhilfswerk constituye uno de los milagros del Nacionalsocialismo: una campaña a nivel nacional en la que, mediante colectas, donativos y obras benéficas por parte de particulares, se pretende facilitar ropas y alimentos a aquellos que lo necesitan.

Por la tarde, con motivo de la apertura en el Sportpalast de la Campaña Invernal de Ayuda Social Winterhilfswerke, que desde el año pasado y debido al inicio de la guerra se conoce como Kampfwinterhilfswerke, el Führer ha aparecido por sorpresa y pronunciado un trascendental discurso cuyas palabras han dado la vuelta al mundo. Después del discurso de Goebbels explicando con cifras convincentes la labor cumplida y los fines del Auxilio de Invierno, el discurso del Führer ha sido una pieza de oratoria humana e improvisada realmente inolvidable.

En este discurso han estado presentes todos los perfiles de su mentalidad de orador y de político. Ha habido momentos en que parecía huir de su personalidad de Führer y en los que hablaba cálidamente, humanísticamente, como un hombre del pueblo, incluso con expresiones dialectales bávaras, que no han pasado desapercibidas al público.

Fotografía publicada en un periódico alemán sobre el discurso de hoy.

Hoy ha terminado el primer año de guerra. Los éxitos son únicos, infinitamente superiores a los alcanzados en el periodo 1914-15. Numerosos adversarios han sido suprimidos y no es sino gracias a su dichosa posición geográfica y gracias a su habilidad extraordinaria, por lo que Inglaterra no ha sufrido aún la misma suerte. El gran territorio que ocupan actualmente las tropas alemanas está aún ensanchado por nuestra aliada Italia, que ha tomado la iniciativa en el África Oriental, donde refuerza su posición y donde ha rechazado a Inglaterra. Inglaterra también habla de éxitos, de los cuales lo más "glorioso" fue la huida de Dunkerque que, a nuestros ojos, es la más vergonzosa derrota.

Inglaterra será derrotada.

Dicen los ingleses que Goering prepara todo como si la guerra debiese durar cinco años. Nosotros no hemos actuado de esta manera porque yo crea que la guerra vaya a durar cinco años pero, en todo caso, Inglaterra será derrotada. Son muy impacientes en Inglaterra y preguntan: "¿Por qué no venís de una vez?" Tranquilizaos, ya iremos. (Aplausos frenéticos.) No hay que ser tan impacientes. Este mundo será liberado. Es necesario terminar con un sistema que permite a una nación bloquear arbitrariamente a un continente entero. Hay que impedir que un Estado de piratas pueda sumir de tiempo en tiempo, a su libre albedrío, a 450 millones de personas a la pobreza y a la miseria. Me parece insoportable que una nación de ochenta y cinco millones pueda estar amenazada en cualquier momento en su misma existencia, por otro pueblo cuando le venga en gana a una banda de plutócratas. Sabéis que el acuerdo con Inglaterra formaba parte de mi programa de política exterior. Pero profiero combatir hasta lograr una solución clara y definitiva y esta solución no podrá ser más que la de que un régimen de miserables infames y petardistas sea eliminada para siempre.

Nosotros estamos dispuestos a todo, y bien decididos. Nosotros, Nacionalsocialistas alemanes, hemos pasado por la escuela más dura que haya en el mundo. Nada nos podrá intimidar ni nada nos podrá sorprender. Los ingleses afirmaban tener como aliado al “general Revolución”; ahora confían en el "general Hambre" y en el "general Invierno".

Deberían mencionar también al "general Bluff", mariscal del Imperio británico. Nosotros, cuando llegue la hora, susstituiremos todos estos "generales" por el "general Acción", y entonces veremos quién sostiene mejor la prueba.


Miles de kilos de bombas.

Es maravilloso ver a nuestra nación en guerra, con su completa disciplina. Esto es exactamente lo que sentimos en este momento, como el señor Churchill nos lo está demostrando en los ataques aéreos nocturnos que ha tramado. No está haciendo esto porque estos ataques aéreos sean particularmente efectivos, sino porque su Fuerza Aérea no puede volar sobre territorio alemán durante el día. Mientras que los pilotos y los aviones alemanes vuelan a diario sobre tierra inglesa, no hay un solo inglés que se atreva a atravesar el Mar del Norte a plena luz.

Por lo tanto ellos vienen durante la noche y, como sabéis, sueltan sus bombas indiscriminadamente y al azar sobre zonas residenciales, granjas y aldeas. Donde quiera que vean un rastro de luz, una bomba es arrojada. Durante tres meses, he dado orden de que no se responda, pensando que detendrían este estúpido comportamiento. El señor Churchill ha visto en esto un signo de debilidad. Entenderéis que ahora daremos una respuesta, noche tras noche, y con una fuerza cada vez mayor.

Y si la Fuerza Aérea británica arroja, dos, tres y cuatro mil kilos de bombas, entonces nosotros lanzaremos 150.000, 180.000, 230.000, 300.000 o 400.000 kilos, o sí... un millón de kilos, en una sola noche. Si declaran que atacarán nuestras ciudades a gran escala, ¡nosotros barreremos las suyas! Detendremos el juego de estos piratas nocturnos, pongo a Dios por testigo. Llegará la hora en la que uno u otro sucumbirá, y ése no será la Alemania Nacionalsocialista. Ya he llevado a cabo una lucha similar una vez en mi vida hasta las últimas consecuencias, y en esta ocasión terminará con la derrota del enemigo que se encuentra sentado ahí en Inglaterra sobre la última isla de Europa.

Queremos construir un nuevo estado de cosas.

El objetivo que nosotros nos proponemos alcanzar es mucho más que ganar esta guerra: queremos construir un nuevo estado, y por eso nos odian tanto los otros, los plutócratas, esa pequeña banda de capitalistas que gravita sobre las masas de gente y que, naturalmente, está estrechamente ligada a los judíos internacionales y a la masonería. Nos odian por nuestras concepciones sociales y todo cuanto proyectamos y realizamos sobre esta base les parece peligroso. Nosotros sabemos que esta lucha es, a fin de cuentas, una lucha por toda la base social de nuestro pueblo, por la continuidad de nuestra vida; que esta lucha está planteada contra nuestra propia existencia, y nos nos queda otra cosa que hacer que unirnos por nuestro ideal. Esta misma obra de Socorro de Invierno, esta maravillosa organización, única en el mundo, es una formidable demostración de ese espíritu. Pueden ser vencidos los hombres que siguen su ruta por separado, pero ninguna potencia mundial podrá vencer a 85 millones de hombres que tienen la misma voluntad, idéntica resolución y están dispuestos a una misma acción.

Es lebe Adolf Hitler!

Sieg Heil!

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