En toda la línea del frente el enemigo se desmorona. Sus ejércitos, desarbolados, se retiran acosados sin descanso por la Luftwaffe y perseguidos por nuestras tropas mecanizadas, las cuales han alcanzado ya los arrabales de Varsovia y atravesado el Vístula por varios puntos. Ciudades como Cracovia, Lodz y Radom han caído en nuestras manos mientras se confirma que el gobierno polaco ha abandonado la capital. Ya se puede decir que Silesia y Pomerania enteras vuelven a ser alemanas.
Los polacos, gozosos, celebran la llegada del Nuevo Orden a sus tierras. Y es que ya saben del enorme sentido de la justicia con que se rige el Reich y que, una vez resuelta la cuestión del corredor, todo volverá a la normalidad para esta nación hermana. Nunca podrá estarle más agradecida una nación invadida a su conquistador. Queden las siguientes fotografías como documentos gráficos de la cálida bienvenida que dispensa Polonia a la Libertad:
Bienvenida al liberador.
Muchachas polacas regalan vituallas y sonrisas a nuestras tropas.
Retratándose con los héroes.
Es lebe Polen!
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