Camaradas,
Con el comienzo de la ofensiva británica en el
África Oriental Italiana ha comenzado un capítulo crucial en la historia de este territorio. No pretendemos defender aquí el colonialismo sobre unos pueblos sobre otros, por muchas simpatías que nos puedan suscitar los italianos. Lo que sí pretendemos con estas líneas es presentar unos datos objetivos y, al igual que en otras entradas de este blog, hacerles ver a los lectores que aquellos que se vanaglorian de defender el mundo contra la agresión son, al menos, tan malos como los supuestos agresores a los que dicen combatir.
Africa Orientale Italiana y países limítrofes.
Nos saltaremos la Historia del Africa Oriental previa a 1918. Los hechos son que, por una cosa o por otra, a finales del siglo XIX Italia recibió, durante el "reparto de la tarta africana" entre las diversas potencias europeas, una porción de territorio africano. La
resistencia etíope impidió que la Abisinia estuviera incluido entre esos territorios, reduciéndose sus posesiones coloniales a los territorios costeros de Eritrea y la Somalia Italiana. Entonces, estalló la Gran Guerra de 1914 a 1918...
El Duce, en 1922.
El final de la Gran Guerra suscitó un profundo sentimiento de decepción en Italia. Había esperado obtener mucho de su participación, pero los acuerdos de paz de 1919 la dejaron triste y amargada, con la sensación de que sus sacrificios habían sido en vano. En 1922 Benito Mussolini ascendió al poder y comenzó la era Fascista, abriendo el camino de la esperanza no sólo a los italianos, sino también a todos los europeos. En 1933 Adolf Hitler fue nombrado Canciller de Alemania, lo que confirmaba que en la Historia se había abierto una nueva época libre de las amenazas capitalista y comunista.
El ascenso de los pueblos jóvenes.
Los pueblos jóvenes, oscurecidos por las trasnochadas potencias coloniales comenzaron a reclamar su sitio en el mundo. En 1931 Japón invadió Manchuria y en octubre de 1935
Italia invadió Etiopía desde sus provincias de Somalia y Eritrea. La Sociedad de Naciones, una perversa institución nacida a la luz del Tratado de Versalles demostró su incompetencia al no hacer nada ante el desafío italiano que suponía una violación en toda regla de la Convención de la Sociedad de Naciones. Su lenta respuesta, que a la postre se tradujo en una tímida sanción económica contra Italia, no le impidió a ésta culminar con éxito la anexión de Etiopía, evidenciando que la Sociedad de Naciones, por sí misma, carecía de la capacidad de imponer sus decisiones.
"L'Italia ha il suo Impero!", Proclamación del Imperio del Duce en roma, 9 de agosto de 1936, tras la conquista de Abisinia.
La conquista de Etiopía no sólo demostró la debilidad de la Sociedad de Naciones; también atrajo la atención de Gran Bretaña, que frunció el ceño ante la velada amenaza que la expansión italiana podía constituir para su Imperio y las comunicaciones entre sus posesiones asiáticas y el Mediterráneo. Italia, desde sus bases en la península italiana, Libia y Abisinia podía comprometer seriamente estas rutas. Por eso, al mismo tiempo que se comenzó a preparar para acabar con la amenaza de una próspera Alemania Nacionalsocialista que no cesaba de poner en duda la validez y continuidad del régimen capitalista, también comenzó a moverse para acabar con la amenaza de la Italia Fascista. Procurando no provocar la alarma, Gran Bretaña aceleró su rearme y tomó “precauciones militares” por tierra, mar y aire, entre ellas la ocupación de Egipto y el control militar del Canal de Suez en mayo de 1937. Todo ello rubricado, claro está, por el pertinente Tratado Anglo-Egipcio que proporcionaba a la maniobra una tenue cobertura legal y el beneplácito de la corrupta Sociedad de Naciones.
Mussolini no era ajeno a estas maniobras militares par parte de los británicos y en seguido le quedó claro que no sólo las ambiciones territoriales de Italia, sino su propia supervivencia, tan sólo podía prosperar en detrimento de los intereses británicos en el Mediterráneo, el Mar Rojo y el Índico. Así fue cómo Italia emprendió la construcción de los puertos de Massawa y Assab a orillas del Mar Rojo y la ampliación del Ejército Africano. Gran Bretaña comenzó entonces a temer a la Italia Fascista de la misma forma que temía a la Alemania Nacionalsocialista, y mucho más a una posible alianza entre las dos.
El curso de los acontecimientos confirmó los peores temores de Inglaterra. Apenas nueve meses después de arrastrar al Reich al abismo de la guerra, en junio de 1940, Italia entró en guerra al lado de Alemania dentro de la alianza militar del Eje. El Nuevo Orden había llegado, y estaba aquí para quedarse.
Un colono italiano acoge a tres niños etíopes abandonados.
Los tiempos felices del África Oriental Italiana.
En 1936, el África Oriental Italiana comprendía Eritrea, la recién conquistada Etiopia y la antigua Somalia Italiana. El territorio quedó dividido en seis gobiernos del África Oriental Italiana: la Eritrea Italiana, la Somalia Italiana y cuatro provincias de Etiopía (Amhara, Galla-Sidamo, Scioa y Harar), cada una con un gobernador quien a su vez debía responder ante el virrey italiano, quien representaba al Emperador Victor Manuel III.
Provincias del Africa Orientale Italiana.
Desde el principio, el régimen Fascista animó a los campesinos italianos a establecerse en el África Oriental y ayudar a desarrollar la agricultura e industria locales. Gracias a estas iniciativas, el Africa Oriental ha disfrutado de un grandísimo crecimiento, con 80.000 colonos italianos asentados tan sólo en la Eritrea Italiana.
Por una Italia más grande. Todos los días de nuetras filas salen batallones para el África Oriental.
Las necesidades del África Oriental eran ciertamente grandes, pero los italianos han sabido estar a la altura de las circunstancias, llevando a cabo enormes inversiones en infraestructuras y contribuyendo decisivamente en el desarrollo de la flamante provincia italiana. Por ejemplo, desde 1936 se han construido nada más ni nada menos que 18.794 kilómetros de carreteras asfaltadas. En 1940, Addis Abeba ha quedado conectada mediante carretera con Asmara y Mogadiscio. Además, 900 kilómetros de vías ferroviarias han sido reconstruidas o iniciadas (como la vía entre Addis Abeba y Assab), así como numerosas presas y plantas hidroeléctricas. Infinidad de empresas públicas y privadas italianas se han instalado en el territorio africano y contribuido a que los territorios de la antigua Etiopía alcancen prosperidad nunca antes soñada.
Red de carreteras construida por los italianos en el África Oriental.
Entre los planes italianos estaba también un proyecto urbanístico muy ambicioso orientado a la ampliación de Addis Abeba con el que se pretendía convertirla en la rutilante capital del África Oriental Italiana. Pero todos esos planes arquitectónicos, como todos los otros desarrollas, se han visto interrumpidos por la guerra a la que Gran Bretaña ha precipitado a Europa.
Italia amplía sus horizontes tras conquistar la Somalia Británica, con capital en Berbera.
Guerra en el África Oriental Italiana.
En junio de 1940, el momento en que Italia entró en guerra al lado del Eje, las fuerzas británicas en el Sudan se reducían a tres batallones de infantería británica y a la Fuerza Defensiva de Sudán, un total de 9.000 hombres, mientras que las fuerzas italianas en el África Oriental superaban los 100.000 hombres, lo que dejaba a los británicos en una situación muy poco satisfactoria. Egipto, Sudán, Kenya y la Somalia Británica estaban sujetas a ataques italianos, con sus fronteras protegidas por escasas tropas. En Egipto, 36.000 británicos debían contener a 215.000 italianos emplazados en Libia y en los países que rodeaban el África Oriental Italiana las guarniciones británicas eran igualmente débiles, con 8.500 hombres en Kenya y 1.475 en la Somalia Británica. Además, los italianos contaban con una superioridad numérica aplastante en el aire.
Los italianos no tardaron en apoderarse de las posiciones fronterizas de Karora, Kassala, Gallabat y Kurmuk, otorgándoles prestigio y una puerta hacia el Sudán. Más tarde conquistaron Moyale en Kenya y toda la Somalia Británica en agosto en el transcurso de una operación audaz.
Soldados italianos exhiben una bandera británica capturada.
Los británicos ya le habían visto las orejas al lobo y comenzaron a enviar importantes refuerzos al Sudán. Los primeros en llegar en septiembre fueron un regimiento de tanques desde Egipto y una brigada de infantería de la 5ª División India con los que a principios de noviembre de lanzaron una ofensiva a pequeña escala en la zona de Gallabat-Metemma que fue rechazada por los bravos defensores italianos.
Pero Gran Bretaña no se dio por vencida y continuó convocando a las huestes a lo largo y ancho de todo el Imperio transoceánico bajo su control: indios, australianos, africanos del sur, del este y del oeste, canadienses y neozelandeses fueron llamados a filas y trasladados por mar a Inglaterra, Egipto, Kenya y Sudán para luchar por el dominio de Gran Bretaña sobre el mundo y sus propias patrias. De tal guisa, a pesar de que la derrota de su fuerza expedicionaria en Francia, la desastrosa evacuación de Dunkerque, de haber salido escaldada de Noruega, de que la Luftwaffe todavía hoy machaque sin compasión sus ciudades y de que la amenaza de la invasión no deje de cernir sobre su horizonte, Gran Bretaña ha sido capaz de extenderse como un virus hasta Grecia y organizar la Operación Compass contra las posiciones italianas en Egipto y Libia que se ha saldado con la conquista –por parte de tropas australianas- de Bardia y Tobruk.
Soldados indios y africanos al servicio del Imperio Británico.
Ahora, Gran Bretaña se apresta a invadir el África Oriental Italiana. Hace seis días, el 19 de enero, sus tropas indias en Sudán se lanzaron contra la Eritrea. Ayer, el puesto fronterizo de Liboi sobre el río Tara, entre Kenya y la Somalia Italiana, cayó en manos del General Cunningham, que al mando de 75.000 soldados-esclavos reclutados en las innumerables y vastísimas colonias del Imperio Británico retiene en África pretende invadir la Somalia italiana.
El General de Simone, el Comandante italiano que invadió exitosamente la Somalia Británica el pasado agosto, se encuentra preparando una línea defensiva detrás del río Juba. El intrépido general pretende anular la capacidad móvil de los británicos e imponerles una tediosa guerra de posiciones. ¡Adelante, valientes! ¡En vuestras manos está el destino del Nuevo Orden!
Viva il Duce!
Vinceremo!